Netanyahu perdió el lunes el control de la comisión de organización del parlamento israelí, cuya cometida es de suma importancia estratégica, pues gestiona el legislativo hasta que se forme un nuevo gabinete ministerial, cuya formación es forzada a consecuencia de las últimas elecciones celebradas el pasado 23 de marzo en los territorios ocupados de Palestina.
De hecho, tras una votación para decidir la composición de dicha comisión, la propuesta del partido Likud de Netanyahu fue rechazada a favor de la que presentó el bloque opositor encabezado por el centrista Yair Lapid, que logró 60 votos a favor, ante 51 en contra (de los 120 diputados).
Los medios israelíes consideran esa nueva pérdida como un revés para el premier israelí que busca crear un gabinete, tras ser designado por el presidente, Reuvén Rivlin, para sacar al régimen de Tel Aviv del estancamiento político.
De hecho, en los comicios legislativos del 23 de marzo, Netanyahu no logró una mayoría mínima de 61 escaños en un parlamento de 120, de momento, y solo llega a 59 escaños, incluso con el apoyo de sus aliados.
El 4 de mayo es la fecha tope asignada a Netanyahu para que pueda seguir intentando formar un gobierno y en caso de que fracasara en su intento —aunque podría solicitar 14 días adicionales—, el presidente israelí podría encargar la tarea a otro candidato entre los partidos opositores.
Al primer ministro israelí se le encargó formar un gabinete, pese a que está implicado en los casos de corrupción, conocidos como 1000, 2000 y 4000, en los cuales le imputan la recepción de regalos a cambio de favores y supuestos tratos para recibir una cobertura favorable de los medios sobre él y su familia.
Por ello, los manifestantes israelíes reanudaron, después de las elecciones, sus protestas semanales contra el Netanyahu para exigir su encarcelamiento.
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