Las autoridades argentinas y el personal técnico del FMI alcanzaron un acuerdo sobre un préstamo por 36 meses que asciende a 50 000 millones de dólares, equivalente a 11 veces la cuota de Argentina en el FMI. A esto se sumarán 5650 millones aportados por otros organismos destinados a bajar la inflación, lograr equilibrio fiscal y evitar una crisis.
Los fondos estarán disponibles a partir del 20 de junio y se prevé que en forma inmediata se concrete el primer desembolso, de unos USD 15 000 millones, que se aplicará a reforzar las partidas presupuestarias y las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
“Lo que hemos logrado con el apoyo de la comunidad internacional es evitar una crisis y poder continuar con el proceso de crecimiento”, aseguró el jueves en rueda de prensa en Buenos Aires (capital) el ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, junto a Federico Sturzenegger, presidente del BCRA.
Lo que hemos logrado con el apoyo de la comunidad internacional es evitar una crisis y poder continuar con el proceso de crecimiento”, declaró el ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne.
Argentina deberá devolver cada uno de los desembolsos de este préstamo en ocho cuotas trimestrales, con tres años de gracia y con tasas de interés variables que van del 1,96 % al 4,96 por ciento.
Según el Gobierno de Mauricio Macri, el plan económico que se aplicará durante los 36 meses de vigencia del acuerdo es “consistente y sostenible económica, social y políticamente” y buscará una “convergencia más rápida” al equilibrio fiscal y reducir la inflación.
Dujovne dijo que Argentina debe “entender” que la solución a los problemas del país depende de los argentinos. “El FMI nos puede ayudar, pero que resolvamos nuestros problemas depende de nosotros”, manifestó el funcionario.
El Gobierno de Macri había solicitado negociar un acuerdo con el FMI el pasado 8 de mayo, en medio de fuertes turbulencias financieras que hicieron que el peso argentino se depreciara casi un 25 % en relación al dólar.
Ciertos grupos de legisladores argentinos consideraron como “grave retroceso” la decisión anunciada por el presidente argentino de pedir financiación al FMI después de que Argentina cancelara la deuda con el FMI durante la presidencia de Néstor Kirchner.
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