“La detenida, Phan Phan-Gillis, puso en peligro la seguridad nacional”, ha declarado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Hong Lei, en una rueda de prensa en Pekín, capital, donde aseveró asimismo que la detenida está siendo investigada por los departamentos pertinentes.
La detenida, Phan Phan-Gillis, puso en peligro la seguridad nacional", ha declarado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Hong Lei.
Sin dar más detalles, el portavoz de la Cancillería china ha señalado que se “cumplirá con todos los requisitos de la ley” en el caso, y ha pedido que se respete la soberanía del país asiático.
La noticia del arresto de Phan-Gillis, de 55 años de edad, se conoce seis meses después de que fuera detenida cuando acompañaba a una delegación de empresarios de Houston (en el estado sureño de Texas), han declarado este martes su marido y un abogado de la familia a medios norteamericanos.
Su marido, Jeff Gillis, ha indicado que no sabía los detalles de las acusaciones y ha calificado de ridículas las imputaciones de que su esposa esté involucrada en un caso de espionaje. “Sandy (apodo Phan-Gillis) no es ni una espía ni una ladrona”, ha alegado el cónyuge.
Por otra parte, su abogado ha subrayado que la susodicha pasó los últimos meses bajo detención secreta en Nanning, en la región sureña de Guangxi, y que aún no han visto por escrito los cargos pero que sí han sido informados de que se la acusa de robar secretos de Estado, según el diario estadounidense The New York Times.
La noticia de su arresto coincide con la visita a Estados Unidos del presidente de China, Xi Jinping, el cual se reunirá con su par norteamericano, Barack Obama.
Jeff Gillis ha expresado su esperanza de que la visita de Xi suponga una oportunidad para que el Gobierno de Washington presione a Pekín para que éste ponga en libertad a su esposa.
Estos hechos se producen mientras que las autoridades estadounidenses acusan de espionaje, a través de ataques cibernéticos, entre otros métodos, a Pekín.
Hong Lei urgió el pasado 11 de septiembre al cese inmediato de las acusaciones “infundadas” de Estados Unidos sobre presuntos ataques cibernéticos activados desde el país asiático después de que el director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, James Clapper, catalogara a China como una de las fuentes más activas de espionaje dirigidas a un amplio espectro de intereses estadounidenses.
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