"En mis más de 50 años en el negocio de la inteligencia, no recuerdo un momento en el que hemos estado acosados por una mayor variedad de desafíos y riesgos de todo el mundo, tanto a nivel regional como funcionalmente", afirmó Clapper ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes el pasado jueves.
En mis más de 50 años en el negocio de la inteligencia, no recuerdo un momento en el que hemos estado acosados por una mayor variedad de desafíos y riesgos de todo el mundo, tanto a nivel regional como funcionalmente", afirmó el director de la Inteligencia Nacional de EE.UU., James Clapper.
El jefe de inteligencia advirtió a los legisladores que el espionaje cibernético contra el país probablemente aumentará, en parte porque los hackers se enfrentan a poco o a ningún castigo y que este tipo de amenazas "a la seguridad nacional y económica están aumentando en frecuencia, en escala, en sofisticación y gravedad del impacto".
Por otra parte, reconoció que "los ataques cibernéticos de nivel bajo a moderado" de piratas informáticos suponen el principal foco de preocupación ya que están suponiendo un costo en aumento a la "competitividad económica y la seguridad nacional" del país.
Clapper y otros funcionarios de inteligencia intentaban pedir a los legisladores que aprobasen una ley a fin de prevenir o disminuir los efectos de las operaciones cibernéticas en curso contra los intereses estadounidenses, que alentaría a las empresas privadas a compartir información de amenazas cibernéticas con el Gobierno para detectar ataques que normalmente se entienden demasiado tarde.
En este ámbito, Clapper se refirió específicamente a China como una de las fuentes más activas de espionaje dirigidas a un "amplio espectro de los intereses" norteamericanos que a pesar de contar con avanzadas capacidades en el ámbito cibernético a menudo no requieren de estas competencias para tener acceso a sus objetivos.

La Casa Blanca acusa a China de estar detrás del hackeo de información federal de sus trabajadores, detectado en abril pero cometido en diciembre del año pasado, que comprometió los datos personales de unos 22 millones de empleados que trabaja o trabajaba para el Gobierno.
Pekín, sin embargo, califica las acusaciones de ataque cibernético de Washington de contraproducentes e hipócritas, ya que las fugas de inteligencia han revelado que el propio Estados Unidos es el autor más activo de espionaje cibernético contra los países extranjeros, especialmente contra China.
También, en el pasado mes de agosto, el Gobierno chino tachó de "insultos maliciosos" las acusaciones estadounidenses sobre la involucración de Pekín en los ataques cibernéticos.
Washington suele acusar aparte de China, también a Rusia de estar involucrada en piratería informática que ocurre en el país norteamericano, algo que rechazan las autoridades de Pekín y Moscú.
EE.UU. está considerando la imposición de sanciones contra compañías e individuos chinos que cree que estén relacionados con la piratería de los secretos comerciales de su país.
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