Así lo aseguró el Instituto de Washington en un artículo publicado el jueves, en el que aborda las dificultades que enfrentará el próximo enviado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Yemen, un cargo que actualmente lo ocupa Martin Griffiths, que recientemente ha admitido su fracaso en consolidar la paz a Yemen.
Según el texto, el próximo enviado de la ONU debe establecer la paz en el país árabe lo antes posible; eso mientras llegar a este objetivo es más complicado que nunca tras más de seis años de la brutal campaña de bomberdeos y bloqueo de la llamada coalición saudí contra Yemen, añade.
“El contexto general en Yemen ha cambiado: los combatientes de Ansarolá intensificaron su lucha en Marib [centro-oeste] y aumentaron sus ataques con misiles y aviones no tripulados en el territorio saudí”, subraya.
Eso mientras, prosigue, otras partes del conflicto yemení están divididas por disputas internas y son incapaces de unirse política o militarmente contra el movimiento popular del país más pobre del mundo árabe. De hecho, ningún grupo puede hacerlo fracasar, asegura.
El informe fue publicado un día después de que el Ejército de Yemen anunciara una exitosa operación con misiles contra las posiciones militares bien conocidas de mercenarios de la llamada coalición saudí en Marib.
En los últimos meses, Marib ha sido escenario de encarnizados enfrentamientos entre el Ejército de Yemen y los mercenarios a servicio de Riad. El ritmo de los avances de las fuerzas yemeníes ha sido tan acelerado que ya están cada vez más cerca de cantar victoria en esta localidad.
El movimiento Ansarolá ha recalcado reiteradamente que las fuerzas yemeníes suspenderían sus operaciones de represalia solo cuando Arabia Saudí ponga fin a su devastadora guerra y bloqueo contra Yemen.
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