Los familiares de las víctimas del trágico incidente han vuelto a condenar este sábado dicho crimen horrendo, ocurrido el 3 de julio de 1988, llorando desde botes en el lugar donde cayó el avión de pasajeros y arrojando flores a las cálidas aguas del Golfo Pérsico.
A la ceremonia, organizada por el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, han asistido también varios responsables y oficiales militares del país.
El vuelo 655 de Iran Air, un Airbus A300, con 290 personas a bordo, entre ellos 66 niños y 53 mujeres, fue derribado por un misil disparado desde el crucero estadounidense USS Vincennes mientras sobrevolaba el Golfo Pérsico y cubría la ruta entre Teherán y Dubái, en los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
La tragedia tuvo lugar en la recta final de la guerra impuesta a Irán por Irak (1980-88) bajo el entonces dictador iraquí, Sadam Husein, quien contaba con el apoyo incondicional de EE.UU.
La Armada estadounidense afirmó que confundió el avión comercial 655 con un caza bombardero F-14 iraní —a pesar de tener equipos de combate de última generación en ese momento—, y dijo que lanzó varias advertencias a la aeronave persa.
Sin embargo, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), una agencia de las Naciones Unidas, responsabilizó a EE.UU. de la tragedia, señalando que las advertencias de la Marina estadounidense fueron “vagas e inapropiadas”.
Pese a las condenas a nivel internacional por lo ocurrido, EE.UU. le otorgó al capitán del crucero implicado en el ataque el premio Legión al Mérito del país en 1990, y sigue negándose a pedir perdón a la nación iraní por este crimen.
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