El martes, Kemal Kiliçdaroglu, presidente del Partido Republicano del Pueblo (CHP) pidió a Erdogan sentarse en una mesa con el presidente sirio para zanjar la crisis siria.
En respuesta, Erdogan en una reunión con los jefes de las administraciones regionales en el complejo presidencial en la capital, Ankara, ha declarado este jueves que no dialogará con “un asesino que ha matado a 1 millón de sus ciudadanos”.
En otra parte de sus declaraciones, ha advertido que las fuerzas turcas después de acabar sus operaciones antiterroristas en la ciudad de Afrin, se dirigirán a la provincia de Idlib.
Ha añadido que el Ejército turco continuará la lucha contra el terrorismo pese a los llamados de los países occidentales para cesar la operación en Afrin. “La decisión fue tomada en aras de los intereses del pueblo turco”, ha subrayado el líder turco.
El 20 de enero, las fuerzas turcas y sus aliados de la ‘oposición armada siria” lanzaron la llamada ‘Operación Rama de Oliva’ contra los grupos armados kurdos y organizaciones terroristas en el cantón de Afrin. La operación recibió críticas internacionales.
La operación está dirigida contra grupos terroristas como EIIL (Daesh, en árabe) y las Unidades de Protección Popular (YPG), brazo armado del kurdo-sirio Partido de Unión Democrática (PYD), movimiento que forma parte de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), apoyados por Estados Unidos.
La operación militar de Turquía comenzó con el pretexto de que los estadounidenses tratan de entrenar a un nuevo ejército compuesto por 30.000 milicianos kurdos en Siria, iniciativa que indignó a Ankara.
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