El estudio, realizado por la Universidad de California San Francisco (EE.UU.) y publicado el lunes en JNeurosci, la revista de la Sociedad de Neurociencia norteamericana, muestra que un estilo de vida activo aporta mayores beneficios para las personas con peor patología de la enfermedad de Alzheimer; los beneficios pueden deberse a una menor activación de las células inmunitarias.
Las microglías, las células inmunitarias residentes en el cerebro, se activan para eliminar los desechos y los invasores extraños del cerebro. Pero una activación excesiva puede desencadenar la inflamación, dañar las neuronas e interrumpir la señalización cerebral. El ejercicio ayuda a reducir la activación aberrante en animales, pero esa relación no se había establecido en humanos.
De acuerdo con los resultados del estudio, una mayor actividad física se relaciona con una menor activación de la microglía, especialmente en la circunvolución temporal inferior, una de las regiones del cerebro más afectadas por la enfermedad de Alzheimer.
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