“La República Islámica de Irán es tanto la mayor víctima del uso extensivo de armas químicas en la historia contemporánea como una nación con una determinación firme en oponerse a estas armas”, ha afirmado Ali Baqeri Kani en un mensaje publicado el sábado.
El jefe interino de la Diplomacia iraní rememoró la magnitud del ataque químico perpetrado por el régimen del exdictador iraquí Sadam Husein, que contaba con el apoyo de ciertas potencias occidentales y el silencio cómplice de las organizaciones mundiales.
“Ataques químicos contra fuerzas militares y civiles en ciudades y pueblos iraníes dejaron más de 100 000 muertos y heridos”, denunció Baqeri y señaló que “el amargo silencio de los organismos internacionales ante el uso de estas armas de destrucción masiva contra ciudadanos y combatientes en los frentes de guerra es uno de los signos más destacados de la injusticia contra Irán”.
En este sentido, subrayó que la búsqueda de justicia contra los responsables del uso de armas químicas contra Irán nunca prescribirá. “Los tribunales nacionales e internacionales deben asumir su responsabilidad para hacer rendir cuentas a los criminales y asegurar los derechos materiales y espirituales de las víctimas de armas químicas”, insistió.
El canciller interino también destacó los esfuerzos continuos de Irán durante las últimas cuatro décadas para proporcionar servicios médicos a las víctimas de armas químicas, a pesar de las dificultades causadas por las sanciones unilaterales e ilegales de los países occidentales, especialmente de Estados Unidos.
“La afirmación de Estados Unidos de que los artículos humanitarios están exentos de sanciones es una mentira descarada”, enfatizó.
El 28 de junio de 1987, el régimen baasista de Irak lanzó un despiadado ataque químico sobre cuatro áreas densamente pobladas de la ciudad iraní de Sardasht. Este brutal bombardeo resultó en la muerte de unos 120 civiles y expuso a más de 8000 personas a gases tóxicos, dejando a muchos con heridas graves por la exposición química.
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