Cada día, los palestinos deben enfrentarse a los ataques de los colonos israelíes que les golpean, queman sus cosechas y arrancan los árboles con total impunidad.
Por siglos, el mes de octubre ha sido un mes de festejo para los palestinos y una excusa para compartir con otras familias la pasión por la agricultura. Es la temporada de la cosecha de aceitunas, que comprende 25% de la producción total agrícola de Cisjordania. Sin embargo, desde hace 60 años, cuando el régimen de Israel ocupó tierras palestinas, muchas cosas han cambiado.
Los agricultores palestinos en la Cisjordania ocupada tienen dificultades para acceder a sus tierras debido al expansionismo israelí. Tienen rodeadas sus tierras por zonas que el régimen de Israel Tel Aviv ha confiscado y las ha catalogado como militares. Para entrar, Israel les exige pedir permisos. Pero, los palestinos, aseguran que nunca pedirán permiso para entrar en territorios que les pertenece.
Aún si logran entrar en sus tierras, corren el peligro de ser atacados por los colonos que les amenazan, les golpean, les queman las cosechas y talan o arrancan los árboles. Las ONG palestinas dicen haber registrado 58 ataques desde la semana pasada, una cifra que muestra un incremento respecto a los años anteriores. Los colonos gozan de lo que Naciones Unidas ha denominado “impunidad institucional y sistemática”, lo que les permite seguir cometiendo actos violentos.
Además de una fuente de ingresos, el olivo tiene un significado más importante para los palestinos. El olivo tarda nueve años en crecer, por lo tanto se cultiva para las futuras generaciones. Es por ello, que se ha convertido en el símbolo de la lucha y la resistencia palestina.
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