El informe de António Guterres surgió en respuesta a una Resolución del Consejo de Seguridad del 22 de diciembre que pedía “la entrega inmediata, segura y sin obstáculos de asistencia humanitaria” a la Franja de Gaza en medio de la catastrófica crisis alimentaria en el territorio, que ha puesto al borde de la muerte a millones de personas.
El informe advierte sobre una “catástrofe de salud pública” en Gaza y dice que “las enfermedades infecciosas se están propagando rápidamente en refugios superpoblados” con condiciones sanitarias “espantosas” e “inundaciones de aguas residuales”.
Anteriormente, en una declaración del 5 de enero, el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Martin Griffiths, advirtió que la hambruna está “a la vuelta de la esquina” mientras los habitantes de Gaza continúan lidiando con “los niveles más altos de inseguridad alimentaria jamás registrados”.
“Gaza simplemente se ha vuelto inhabitable. Su gente es testigo de amenazas diarias a su propia existencia, mientras el mundo observa”, dijo Griffiths, citado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). “La esperanza nunca ha sido más esquiva”, expresó.
El régimen israelí ha matado a más de 23 000 personas en el territorio asediado desde el 7 de octubre, en su mayoría mujeres y niños. También ha intensificado su asedio sobre el enclave costero.
Más del 80 por ciento de la población está actualmente lidiando con el hambre y la falta de vivienda en Gaza, según grupos de ayuda y derechos humanos, mientras Israel rechaza repetidamente los llamados a una “tregua humanitaria”.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) también alertó el 22 de diciembre sobre la insuficiente ayuda a Gaza, lo que ha dejado al 40 por ciento de la población del territorio “en riesgo de hambruna”.
“Cada día es una lucha por la supervivencia, por encontrar comida y agua”, dijo el representante de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Thomas White, citado en su cuenta de la red social X, (ates Twitter).
El jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, también pidió “medidas urgentes para aliviar el grave peligro” que enfrentan los habitantes de Gaza, incluidas “heridas terribles, hambre aguda y riesgo grave de enfermedades”.
La grave inseguridad alimentaria es lo que está empujando a la gente al borde de la hambruna, como lo atestigua el informe de Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC) del mes de diciembre.
“La situación no puede empeorar”, dijo en el informe el Arif Husain, economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. “Nunca había visto algo de la escala que está sucediendo en Gaza y a esta velocidad, con qué rapidez ha sucedido en solo dos meses”.
El informe preparado por 23 agencias de la ONU y no gubernamentales hizo una revelación sorprendente: toda la población de Gaza se enfrenta a una crisis alimentaria con 576 600 personas en niveles catastróficos.
El informe añade que se espera que todas las personas que se encuentran en territorio bloqueado se enfrenten a altos niveles de inseguridad alimentaria en las próximas semanas, lo que hace sonar una proverbial alarma.
“No son solo cifras: hay niños, mujeres y hombres individuales detrás de estas estadísticas alarmantes”, afirmó Husain. “La complejidad, magnitud y velocidad de la crisis no tienen precedentes”.
Sin embargo, una pregunta que muchos se hacen es: ¿debería denominarse esto “hambruna” o “inanición deliberada”?
Después de los acontecimientos del 7 de octubre, cuando el movimiento de Resistencia palestino HAMAS lanzó una operación militar sin precedentes contra la entidad sionista, el régimen israelí se volvió loco.
El 9 de octubre, el ministro israelí de asuntos militares, Yoav Gallant, ordenó “un asedio completo a la Franja de Gaza”, asegurado que “no habrá electricidad, ni alimentos, ni combustible; todo estará cerrado” para los gazatíes.
El ministro de energía del régimen de Israel, Yisrael Katz, en su cuenta X el 16 de octubre, manifestó su oposición firme a la apertura del bloqueo y el suministro de bienes humanitarios a Gaza por motivos humanitarios.
Un día después, el extremista ministro de seguridad israelí, Itamar Ben-Gvir, se hizo eco de las mismas palabras, afirmando que ninguna ayuda debería entrar en el territorio palestino bloqueado.
Según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI) que rige los conflictos armados, se establece claramente que “utilizar intencionalmente el hambre de civiles como método de guerra, privándolos de objetos indispensables para su supervivencia, incluyendo impedir intencionalmente los suministros de socorro” es una violación.
El 2018, el Consejo de Seguridad de la ONU, mediante la Resolución 2417, condenó el uso del hambre como arma de guerra.
Los expertos de la ONU definen la hambruna como una cuestión que no se refiere solo al acceso a los alimentos para sobrevivir, sino que también incluye la “privación intencional no solo de alimentos o agua, sino también de otros bienes indispensables para la supervivencia de una población civil”.
Lo que se está desarrollando en la Franja de Gaza, según los observadores, no es hambre ni hambruna, sino hambruna deliberada, utilizando el hambre como arma de guerra contra el pueblo de Palestina.
Tlaleng Mofokeng, Relator Especial de la ONU sobre el derecho a la salud, en una publicación en X el 6 de enero, en respuesta al último informe del jefe de la ONU, dijo que Gaza está lidiando con “hambruna deliberada, no hambruna”.
“Necesitamos un alto el fuego inmediato”, dijo Mofokeng, experto independiente en derechos humanos de la ONU, en reacción al informe que decía que “se avecina una hambruna generalizada” en Gaza.
Oxfam Internacional, con sede en Kenia, advirtió en octubre que el hambre “se está utilizando como arma de guerra contra los civiles en Gaza en un acto de castigo colectivo”.
En las últimas semanas, a medida que la situación se deteriora y el régimen israelí intensifica sus bombardeos y asedios, los niveles de hambruna —hambruna deliberada— también han adquirido proporciones alarmantes.
Texto recogido del artículo en inglés, publicado en Press TV