Durante más de tres milenios, los iraníes han celebrado esta ocasión con tradiciones ancestrales, permaneciendo despiertos toda la noche para dar la bienvenida al amanecer. La Noche de Yalda ha sido reconocida oficialmente por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) como patrimonio cultural compartido de Irán y Afganistán, lo que consolida su importancia en la historia y la identidad de la región.
Yalda, que significa “nacimiento” en persa, simboliza el triunfo de la luz sobre la oscuridad. En la antigua mitología persa, se cree que el dios de la luz y la verdad nació al amanecer después de la noche más larga del año, trayendo renovación y esperanza al mundo.
Esta tradición, celebrada en Irán y en las comunidades de habla persa de países como Afganistán, Azerbaiyán y Tayikistán, es un alegre recordatorio de la resiliencia y la eventual llegada de días mejores.
El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Seyed Abás Araqchi, en un mensaje emitido con motivo de esta festividad, ha matizado que “la noche, por muy larga y oscura que sea, pasará y el nacimiento del sol presagiará la promesa de Dios para la victoria de los justos”.
“Yalda es la victoria de la verdad sobre la falsedad y el error, el resplandor de la luz y el brillo, y la superación de la esperanza sobre la desesperación”, ha destacado.
Yalda suele celebrarse con familiares y amigos. La gente se reúne para compartir frutas, frutos secos y dulces, mientras recitan poesía clásica persa (especialmente las obras de Hafez) y mantienen una animada conversación hasta el amanecer.
Para los iraníes, la Noche de Yalda no es simplemente una celebración cultural, sino un momento preciado para reflexionar sobre la importancia de la unión. Sirve como recordatorio de que cada momento compartido con los seres queridos es valioso, incluso en las noches más oscuras y frías.
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