De acuerdo con un documentado reconocido por el comité de investigación del Parlamento germano (Bundestag), hasta finales de octubre de 2013, el Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND, por sus siglas en alemán) monitoreó más de dos tercios del total de los 3300 representantes diplomáticos relacionados con la Unión Europea (UE) o la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Además, entre las personas espiadas de estos dos bloques se encuentran jefes de Estado y de Gobierno, ministros y miembros de sus oficinas, así como personal de instalaciones militares, recoge el informe publicado el lunes por la agencia de noticias DPA.
Asimismo, “un número de dos dígitos” de organizaciones no gubernamentales, incluidos el sector de la aeronáutica y espacial, así como los sectores de armamento, transporte, medios y asesoramiento de la Alianza Atlántica y el bloque europeo, figuraron entre los objetivos del BND.
Sin embargo, el informe no especifica a qué se refiere, por ejemplo, cuando habla de medios.
El año pasado, el diario Der Spiegel reveló la implicación de la Inteligencia alemana en el espionaje a los Ministerios del Interior de Polonia, Dinamarca y Croacia, las misiones diplomáticas de Estados Unidos en la UE y las Naciones Unidas, así como a la Cartera de Defensa del Reino Unido, y al Departamento de Estado y la Fuerza Aérea de EE.UU., desde hacía años.
No obstante, Alemania no es la única potencia occidental que ha espiado durante años a sus amigos y aliados. Desde 2013 se han sucedido revelaciones sobre el espionaje de la Inteligencia de EE.UU. a los gobiernos europeos y a sus máximos responsables, entre ellos, la canciller alemana, Angela Merkel.
En octubre de 2013, los medios alemanes publicaron un reportaje basado en los documentos dados a conocer por el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA, por sus siglas en inglés) Edward Snowden, en los que se revelaba que la Inteligencia de EE.UU. tenía desde 2002, en una lista de escuchas, el teléfono de Merkel, lo que provocó ciertas tensiones entre Washington y Berlín y en el seno del Gobierno germano.
Sin embargo, en junio de 2015, la Fiscalía Federal alemana decidió cerrar el caso, alegando que las revelaciones de Snowden no podían “ser probadas de manera legal en el marco de un juicio de derecho penal”.
myd/anz/rba