El Gobierno de Honduras no brinda ninguna respuesta satisfactoria a estos crímenes y hasta la fecha el 90% de los hechores continua libre sin que nadie sepa de quienes se trata.
Ni los mismos miembros de la policía se salvan de ser víctimas de estos hechos. En su respuesta la Secretaría de Seguridad atribuye los crímenes a la disputa de territorios de las maras o pandillas.
La mayoría de las víctimas son jóvenes, la población que pertenece a este sector asegura estar atemorizados por la falta de garantías que les ofrece el gobierno. Según el Observatorio contra la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en lo que va de este año se registran 71 masacres, las muertes ya superan las 270 personas.
Los ciudadanos hondureños deambulan por las calles y avenidas de Tegucigalpa con sumo cuidado, temerosos de ser asaltados e incluso asesinados. A pesar del esfuerzo del gobierno con la Policía y el Ejército continúan en aumento los índices de homicidios y ahora un repunte en las masacres violentas.
La única pista que tiene la policía se refiere a hombres fuertemente armados que se conducen en vehículos sin placas y sus vidrios polarizados. Según el gobierno las ordenes de ejecutar a la población provienen del interior de los centros penales, por tal razón el presidente Juan Orlando Hernández ha ordenado aislar a los líderes de las pandillas.
Dassaev Aguilar, Tegucigalpa.
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