“El anuncio de EE.UU. de cancelar exenciones nucleares es un intento desesperado de Washington para distraer a la opinión pública de sus continuas derrotas ante Irán”, ha dicho este jueves el portavoz de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), Behruz Kamalvandi.
Esta medida, ha proseguido, muestra el gran enfado de Washington con la venta de gasolina y aditivos iraníes a Venezuela, con la presencia de la República Islámica en aguas internacionales, así como con los progresos de Irán en la industria nuclear.
Kamalvandi ha dejado en claro sin embargo que el final de estas exenciones decidido el miércoles por Estados Unidos “no tendrá ningún impacto” en las actividades nucleares de Irán. “Esto no es nada más que una fanfarria mediática y EE.UU. lo sabe muy bien”, ha precisado.
El secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, en un mensaje difundido en su cuenta de la red social Twitter anunció la víspera el final de las exenciones que permitían a países colaborar con Irán en el ámbito nuclear.
Con tal medida, los países que todavía forman parte del acuerdo nuclear de 2015 —a saber: Alemania, Francia, el Reino Unido, China y Rusia—, del que salió EE.UU. en 2018, se arriesgan a ser sancionados por Washington si siguen con sus cooperaciones nucleares con el país persa.
Conforme al diario estadounidense The Washington Post, el fin a las exenciones estadounidenses buscan impedir la cooperación internacional para la reconstrucción del reactor de agua pesada de Arak (en el centro de Irán) y el suministro de uranio enriquecido que Irán utiliza como combustible para el reactor de investigación de Teherán (capital iraní).
Kamalvandi ha explicado que Rusia provee sin ningún obstáculo a Irán el combustible nuclear e incluso si terminan las reservas del combustible del país, la República Islámica es capaz de producirlo en el futuro sin ayuda de nadie.
En cuanto a la reconstrucción del reactor de Arak, el vocero de la OEAI ha dicho que, aunque China y algunos países europeos están colaborando con Irán al respecto, la República Islámica es capaz de finalizar el proyecto por sí sola.
EE.UU., tras acusar a Teherán de violar el acuerdo nuclear, abandonó el pacto y volvió a imponer a Irán las sanciones que había levantado. Desde entonces ha ido presionando a los demás signatarios del acuerdo para que hagan lo mismo.
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