“Lo que ha pasado aquí es un crimen (…) La lucha contra el terrorismo continuará. Se trata de una larga guerra entre nosotros”, ha afirmado este jueves un portavoz de Hezbolá, Husein al-Jalil, desde el lugar del incidente.
Lo que ha pasado aquí es un crimen (…) La lucha contra el terrorismo continuará. Se trata de una larga guerra entre nosotros”, afirma un portavoz del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá).
La autoría de ambos atentados, perpetrados este jueves en el barrio chií de Bourj el-Barajneh, al sur de la capital libanesa —con un saldo de al menos 43 personas muertas y unas 200 más heridas—, ha sido reivindicada a través de un comunicado por el grupo terrorista EIIL (Daesh en árabe).
Si bien, y de acuerdo con el Ministerio libanés de Salud, es muy probable que la cifra de muertos aumente en las próximas horas, ya que la mayoría de los heridos están en estado crítico.
Según indican medios locales, las explosiones se produjeron cuando dos hombres que iban caminando por la calle de Ain al-Sikke, en el mencionado barrio, detonaron casi de forma simultánea sus chalecos bomba a la entrada de un centro comercial.
La cadena libanesa de noticias Al-Manar, citando a fuentes de seguridad, ha informado de que en el ataque han participado otras dos personas, una de las cuales fue abatida antes de que activara la bomba que llevaba, mientras la cuarta logró huir del lugar.
El primer ministro libanés, Tammam Salam, ha condenado y calificado el hecho de “injustificable”, y ha pedido a todo el país unidad frente a los planes y complots que traten de crear caos en El Líbano. Además, Salam ha declarado una jornada de luto nacional para este viernes.
Los ataques se producen mientras que, desde hace meses, las fuerzas del Ejército de El Líbano y de Hezbolá llevan a cabo operaciones contra los integrantes takfiríes de Daesh y del Frente Al-Nusra (filial de Al-Qaeda), que operan en la región de Arsal, cerca de la frontera con Siria.
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