Se espera que la barrera sea similar a las “vallas inteligentes” colocadas en las líneas de separación con Egipto y Jordania. Los alambres de espino tendrán una altura de seis metros y se extenderán a lo largo de varios kilómetros. El proyecto, que costará más de 27 millones de dólares, incluirá también sistemas de alerta, informó el martes el diario The Jerusalem Post.
Si bien el ministerio de asuntos militares israelí no ha dado detalles sobre la ubicación de la valla, el diario Haaretz ha informado de que se construirá cerca de Rosh Hanikra, en la costa del mar Mediterráneo, en la Galilea occidental.
Según las fuerzas de guerra de Israel (IDF, por sus siglas en inglés), la zona fronteriza con El Líbano es ‘vulnerable’ a los posibles ataques de represalia del Movimiento de la Resistencia Islámica del Líbano (Hezbolá).
Mostrar a Hezbolá como un “movimiento peligroso” se ha convertido en la principal doctrina militar del régimen de Tel Aviv. Uno de los objetivos de esta estrategia es allanar el camino para llevar a cabo una nueva ofensiva contra la Resistencia libanesa, con el objetivo de garantizar la ocupación, según los analistas.
La valla fronteriza con El Líbano se ha actualizado varias veces desde que se construyera en la década de los 80. Hace cinco años, la valla se actualizó con sistemas defensivos y torres de vigilancia.
Según Hezbolá, las IDF también han ocultado software espía y equipos de vigilancia dentro del Líbano más allá de la frontera, en la región de la Línea Azul —demarcación establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre El Líbano y los territorios ocupados palestinos—.
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