Washington y Londres están tratando la posibilidad de erigir una base de espionaje de radar en el Reino Unido y Escocia, y dos más en Australia y Texas ―un estado en el sur de EE.UU.―, cuya finalidad sería el mantener a los satélites que orbitan la Tierra a salvo de amenazas, así como de los supuestos ataques de China y Rusia, ha dicho este sábado el coronel Jack Walker, de la Fuerza Espacial de EE.UU., a la prensa.
Según los planes actuales, ha agregado Walker, la primera base, que será construida en el sur del Reino Unido, estará operativa para 2025 y contará con un sistema de radar global que puede identificar potenciales “objetivos” del tamaño de balones de fútbol a hasta 35 000 kilómetros de distancia.
El coronel Walker ha precisado que estos blancos “podrían ser de los chinos, podrían ser de los rusos, podrían ser antisatélites o podrían ser escombros en el espacio”.
En este sentido, el secretario del Ministerio británico de Defensa, Ben Wallace, junto a otros funcionarios de defensa del Reino Unido, visitó el jueves el Centro de Sistemas Espaciales y de Misiles de EE.UU. ubicado en Los Ángeles, California (oeste), para discutir los planes, conocidos como capacidad de radar avanzado en espacio profundo, o DARC.
Wallace ha señalado que el referido radar tiene el potencial de hacer que el espacio sea “más seguro” en medio de la creciente preocupación por la congestión y la competencia en el espacio.
La citada base equipada con DARC o el sistema de radar potente no será la primera de Washington en el Reino Unido, pues ya cuenta con otra en el condado de North Yorkshire (norte), que proporciona un sistema de alerta temprana para misiles balísticos entrantes.
Tanto EE.UU. como el Reino Unido han acusado a Rusia y China de desarrollar, en los últimos años, armas que pueden usarse para eliminar satélites. En 2020, se lanzaron al espacio 1000 nuevos satélites, incluidos 10 por parte del Ejército estadounidense.
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