El jefe del Comando Central de Estados Unidos (Centcom), el general Kenneth F. McKenzie, ha anunciado la reducción de la presencia militar norteamericana, tras una serie de comentarios y especulaciones mediáticas sobre la decisión final del Gobierno estadounidense, presidido por Donald Trump, respecto a la retirada parcial de las tropas norteamericanas de Irak.
“Reconociendo el gran progreso logrado por las fuerzas iraquíes y, en consulta y coordinación con el Gobierno iraquí y nuestros socios de la coalición, Estados Unidos ha decidido reducir su presencia militar en Irak, de aproximadamente 5200 a 3000 durante el mes septiembre”, precisó McKenzie.
“Esta decisión se debe a nuestra confianza en la mayor capacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes para operar de forma independiente”, ha apostillado.
La presencia de las tropas de la llamada coalición anti-Daesh, liderada por Estados Unidos, ha sido blanco de críticas, pero estas han aumentado después de que Trump ordenara asesinar en enero pasado al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, y al subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, entre otros militares, en Bagdad (capital iraquí).
Tras dicho atentado, el Parlamento iraquí aprobó el pasado 5 de enero una resolución, en la que pidió al Gobierno de Bagdad la salida de las fuerzas estadounidenses y de todas las tropas extranjeras.
Ese mismo mes, las fuerzas populares iraquíes aseveraron que harían frente a cualquier ataque de Washington y advirtieron que empezarían a tratar a las fuerzas estadounidenses como a “tropas de ocupación”.
Hasta ahora EE.UU. se ha negado a abandonar el país árabe, rico en hidrocarburos, y ha reconocido abiertamente que su presencia en Irak tiene como objetivo controlar el petróleo, tal y como lo ha hecho en Siria.
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