En una comparecencia en la Casa Blanca, Trump expuso los detalles del plan de 80 páginas, que según el mandatario, tiene beneficios mutuos tanto para los palestinos como los israelíes. Con un tono claramente favorable al régimen de Israel, Trump amenazó a los palestinos con que ésta sería su última oportunidad para tener un Estado soberano.
El plan de Trump, que según él, resuelve el conflicto israelí-palestino, reconoce los asentamientos ilegales del régimen de Israel en la Cisjordania ocupada; impide el retorno de los refugiados palestinos a territorios ocupados; estipula un Estado palestino desmilitarizado; presenta un nuevo mapa, con una Palestina balcanizada, rodeada por Israel y sin fronteras con otros países; y Al-Quds (Jerusalén) queda controlado por israelíes y será “la capital indivisible” de Israel.
El plan proisraelí de Trump ha recibido el rechazo a nivel mundial y regional, desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hasta los propios judíos, que consideraron un “apartheid” el plan de Trump.
El secretario general de la Liga Árabe (LA), Ahmed Aboul Gheit, ha afirmado la misma jornada del miércoles que “después de anunciar los detalles del plan, la primera impresión es que los derechos legítimos de los palestinos han sido ampliamente violados en su propia tierra, y que las cláusulas de este plan están muy lejos de las ideas ya acordadas”.
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