Según ha informado este sábado el diario estadounidense The New York Times, citando de manera anónima a exfuncionarios del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés), la investigación se inició después de que Trump despidiera al director del organismo James Comey el año pasado.
“Se preocuparon tanto por el comportamiento del presidente que comenzaron a investigar si había estado trabajando en nombre de Rusia contra los intereses estadounidenses”, explica el periódico norteamericano, para después resaltar que el FBI había sospechado de los vínculos de Trump con Rusia durante la campaña de 2016.
Según la fuente, la pesquisa examinará si las acciones de Trump constituían una posible amenaza para la seguridad nacional del país y que el mandatario estadounidense estaba trabajando a sabiendas para el Gobierno de Rusia o si, sin saberlo, había caído bajo su influencia.
La investigación del FBI también examinó si Trump cometió obstrucción a la justicia con el despido de Comey, dado que el presidente vinculó al funcionario con la investigación de la conocida como “trama rusa”.
Se preocuparon tanto por el comportamiento del presidente (Donald Trump) que comenzaron a investigar si había estado trabajando en nombre de Rusia contra los intereses estadounidenses”, explica el diario estadounidense The New York Times, citando a exfuncionarios del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés).
Comey, crítico a las políticas de Trump, fue despedido por el presidente en mayo de 2017. Su expulsión, criticada por los demócratas, allanó el camino para que el fiscal especial Robert Mueller se hiciera cargo de la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016 de EE.UU.
Según la publicación del diario norteamericano, Trump llamó la atención del FBI cuando pidió a Rusia que piratease los correos electrónicos de la candidata demócrata a ser presidenta de EE.UU., Hillary Clinton, durante una conferencia de prensa en la campaña electoral.
El inquilino de la Casa Blanca ha negado en repetidas ocasiones las acusaciones de que su campaña coludía con Moscú y ha condenado las pesquisas en curso, desatando las críticas de los legisladores, tanto demócratas como republicanos.
A su vez, Rusia desmintió reiteradamente cualquier implicación por su parte en el sistema político estadounidense y aseguró que se trata de una excusa para que la opinión pública no se centre en problemas internos más graves.
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