Un silencio inusual reinaba en varias ciudades de Estados Unidos como: Washington, Filadelfia, Boston, Nueva York y Chicago.
En la llamada "Jornada sin inmigrantes", muchos de ellos se quedaron en casa en lugar de ir a la escuela o a trabajar. Además, los restaurantes y tiendas de alimentos cerraron sus puertas.
De hecho, los inmigrantes iban a poner de relieve el costo para Estados Unidos de un día sin ellos. Hay que tener en cuenta que cerca de 11 millones de inmigrantes indocumentados viven en el país, y que los sin papeles representan casi el 10 % de los trabajadores del sector hotelería y restaurantes, según registra el Pew Research Center en 2014.
A través de la huelga, los inmigrantes se defendieron a sí mismos ante las acusaciones de Trump. En paralelo con la huelga, continuó la indignación en las calles de varios estados. Miles de personas alzaron la voz en contra de Trump y se solidarizaron con los inmigrantes.
Unos 700 indocumentados fueron detenidos en la última semana por la agencia migratoria estadounidense durante amplias redadas.
Diversas entidades de defensa de los inmigrantes han denunciado que las redadas incluían a personas sin ningún cargo criminal.
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