La repatriación de los Rohingya, refugiados en Bangladés, se ha convertido en una pesadilla para ellos mismos. Esa minoría musulmana reprimida brutalmente en Myanmar, prefiere vivir en situaciones infrahumanas en Bangladés que regresar al infierno de Rajine.
El tema también preocupa a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) advierte que la repatriación de los musulmanes Rohingya a Myanmar pondrán sus vidas en riesgo grave. Instó a detener los planes para tal propósito.
La tragedia de los Rohingya ha hecho reaccionar hasta a EE.UU.
El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, se reunió con la líder de facto de Myanmar, Aung San Suu Kyi, en Singapur, en el marco de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés).
Pero, la premio Nobel de la Paz no dijo nada nuevo. Sigue si expresarse respecto a la brutalidad empleada por las autoridades birmanas contra los Rohingya.
Actualmente, unos 700 mil Rohingya se han refugiado en Bangladés, huyendo de la violencia en la ciudad birmana de Rajine.
Muchos otros intentaron lo mismo, pero no tuvieron la fortuna de llegar vivos al país vecino. Algunos fueron cazados por los militares birmanos, otros ahogados en el río.
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