“¡Sorpresa! Arabia Saudí niega haber torturado a activistas por los derechos de las mujeres, igual que niega haber bombardeado y matado a civiles yemeníes (…) Al igual que el príncipe heredero niega cualquier papel en el espantoso asesinato de Khashoggi”, dijo el viernes por medio de un tuit, el director ejecutivo de la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth.
Roth arremetió contra el príncipe heredero saudí, Muhamad Bin Salman, por no haber aclarado la incertidumbre que envuelve el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi —el 2 de octubre en el consulado de Riad en Turquía—, lo cual hace que no se pueda confiar en que las actividades nucleares de los Al Saud tengan un carácter pacífico.
“¿Cómo puede alguien confiar en él (Bin Salman) para aclarar si Arabia Saudí tiene la intención de construir una bomba nuclear?”, cuestionó.
¡Sorpresa! Arabia Saudí niega haber torturado a activistas por los derechos de las mujeres, igual que niega haber bombardeado y matado a civiles yemeníes (…) Al igual que el príncipe heredero (Muhamad bin Salman) niega cualquier papel en el espantoso asesinato de Khashoggi”, dice el director ejecutivo de la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth.
Por medio de otro mensaje de Twitter, Roth denunció el “bloqueo mortífero” y la agresión militar —desde marzo de 2015— de Arabia Saudí y sus aliados a Yemen, lo que ha hundido a este país en una crítica crisis humanitaria.
A este mismo respecto, el director ejecutivo de HRW hizo referencia a los bombardeos de Riad que han “destruido de forma sistemática y deliberada los medios de la producción y distribución de alimentos dentro de Yemen”.
Arabia Saudí ha sido por muchos años objeto de críticas a nivel mundial en el tema de derechos humanos. El reciente asesinato de Khashoggi, que se considera como un ejemplo del trato represivo de Riad hacia sus críticos, ha girado los ojos del mundo a otras violaciones por parte de la monarquía, especialmente en Yemen, donde la agresión saudí ha dejado hasta el momento unos 50 000 muertos, según un informe de The Washington Post.
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