"Estos ataques de terror bárbaros se suman a una larga lista de crímenes cometidos desde hace cuatro años en Siria contra sus habitantes y su patrimonio", lamentó el lunes el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en un comunicado.
Estos ataques de terror bárbaros se suman a una larga lista de crímenes cometidos desde hace cuatro años en Siria contra sus habitantes y su patrimonio", lamentó Ban.
Asimismo expresó su profunda indignación por la decapitación del director de Antigüedades de Palmira, Jaled al-Asad, de 82 años, quien cuidó de las ruinas de Palmira durante cuatro décadas y que tiene fama mundial por sus conocimientos sobre este lugar único.

A su juicio, la destrucción de sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad era considerado un “crimen de guerra”.
En este mismo contexto llamó a todos los Estados del mundo "a unirse y actuar rápidamente” con el objetivo de acabar con tales actos terroristas.
El domingo, el grupo takfirí EIIL (Daesh, en árabe) hizo explotar el templo de Baalshamin en Palmira.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) consideró el mismo lunes esta destrucción como "un nuevo crimen de guerra y una inmensa pérdida para el pueblo sirio y la Humanidad".
La destrucción del templo se conoce cinco días después de que Daesh decapitara al antiguo responsable de la Dirección General de Antigüedades y Museos en Palmira, Jaled al-Asad.
El 20 de mayo, la banda takfirí Daesh se hizo con el control de Palmira tras intensos enfrentamientos con el Ejército sirio. Además ingresaron en el museo de esta ciudad y rompieron réplicas de yeso que representan la vida en la era prehistórica.
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