Un alto funcionario de la Casa Blanca anunció el lunes la noticia, aunque señaló que existe la posibilidad de que se impongan sanciones en respuesta al presunto espionaje chino a puestos comerciales y gubernamentales de EE.UU.
La postura de Pekín hacia el ciberespacio es un problema grave (…), pero hay un acuerdo y no van a ser las sanciones”, declaró un alto funcionario de la Casa Blanca.
“La postura de Pekín hacia el ciberespacio es un problema grave (…), pero hay un acuerdo y no van a ser las sanciones” antes de la llegada del jefe de Ejecutivo del país asiático al territorio estadounidense, prevista para el 24 de septiembre, explicó el encargado, bajo condición de anonimato, al diario local The Washington Post.
La medida, apostilló, fue adoptada después de que funcionarios de ambas partes discutieran durante cuatro días la seguridad cibernética y llegaran el sábado a “un acuerdo sustancial” en temas clave.
“Ellos aseguraron que la visita se realizaría y que el tema (de la seguridad cibernética) no debe afectar al viaje (del mandatario chino)”, dijo el funcionario, para luego agregar que “ese fue claramente el objetivo (de los chinos)".
En este sentido, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, declaró el lunes que no ha habido avances en torno a las discusiones sobre potenciales sanciones contra el gigante asiático relacionadas con los ciberataques.
El portavoz del ministro de Exteriores de China, Hong Lei, en su habitual rueda de prensa de los martes ha insistido en que China es contraria a la piratería informática.

“Estamos dispuestos a establecer una mayor comunicación y coordinación con Estados Unidos para marcar las reglas en comportamiento en Internet y tener un ciberespacio pacífico, abierto y colaborativo”, ha aseverado el portavoz.
Hong Lei urgió el viernes al cese inmediato de las acusaciones “infundadas” de Estados Unidos sobre presuntos ataques cibernéticos activados desde el país asiático después de que el director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, James Clapper, catalogara a China como una de las fuentes más activas de espionaje dirigidas a un amplio espectro de intereses estadounidenses.
Washington suele acusar, además de a China, a Rusia de estar involucrada en la piratería informática que se registra en el país norteamericano, algo que rechazan las autoridades de Pekín y Moscú.
Informes previos aseguraban que EE.UU. está considerando la imposición de sanciones contra compañías e individuos chinos que cree que están relacionados con la piratería de secretos comerciales de su país.
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