lunes, 19 de febrero de 2018 22:52

En el manual de política de Maquiavelo, se le aconseja al Príncipe -de todos los tiempos- que el fin justifica los medios; y si no, podemos echar mano de ‘divide et vinces’ la máxima utilizada por en tiempos del imperio romano Julio César y hasta por Napoleón: divide y vencerás.

Benyamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, parece que siempre las intenta aplicar a su modo: tú divide la atención del mundo para vencer en la arena política, o, lo que yo haga en la arena, así sean actuaciones teatrales, es justificable por el fin que quiero alcanzar.

Pues mire usted, la arena en esta ocasión fue la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC, por sus siglas en inglés), una de las más importantes reuniones del planeta para tratar los más graves problemas que sufre el mundo en torno a su supervivencia.

Ahí, en la Conferencia edición 54, ante 30 países, Netanyahu se levantó y como si fuera un mago, sacó de la manga, o de una bolsa, no un conejo, sino un pedazote de fierro para alzarlo en lo alto y mostrárselo al público.

Algunos se rieron otros murmuraron. ¿Qué era lo que -el también conocido como- Bibi Netanyahu quería mostrar con su acto de aparición de fierro? Para sorpresa de todos, según él, era una parte de un dron (avión no tripulado) supuestamente de Irán, derribado por la fuerzas de guerra de régimen de Israel.

“Aquí tengo una pieza de ese dron iraní. O lo que queda de ello después de que lo derribamos. Lo traje aquí para que pueda verlo usted mismo. (El canciller iraní), Mohamad Yavad Zarif, ¿reconoce esto? Deberías hacerlo. Es suyo” El acto cómico fue mucho más allá, hasta tocar temas mucho muy delicados, como un eventual ataque a Irán.

Netanyahu aprovechando su acto de magia, acusó a Irán de terrorismo, y de querer apropiarse del mundo entero. “Israel continuará trabajando para evitar que Irán establezca otra base terrorista desde la que pueda atacar a Israel. Actuaremos no solo contra los aliados iraníes, sino contra el propio Irán. No probéis la determinación de Israel”.

La respuesta iraní fue dura y al cuello. Dos tres palabras para desacreditar al primer ministro israelí. El canciller iraní que estaba justo ahí, le contestó: “Fuisteis la audiencia de un circo caricaturesco esta mañana que ni siquiera merece la dignidad de una respuesta”, y aclaró que el terrorismo lo hace régimen de Israel, la violencia israelí, y la desestabilización Israel, lamentando que se aprovechen ese tipo de foros internacionales para tratar de lavar sus culpas acusando a Irán.

“EE.UU. y sus aliados locales en nuestra región están sufriendo las consecuencias naturales de sus propias decisiones equivocadas. Pero usan este y otros foros para revivir la histeria sobre la política exterior de Irán”. La teatralidad de Netanyahu no es nueva, en la ONU la usó para afirmar que Irán construía una bomba nuclear al aparecer con una caricatura de una bomba e ilustrar el nivel de avance en la cartulina.

Con sus intervenciones como dijo el canciller Zarif “circenses”, Netanyahu desvía la atención mundial del grave problema que vive en el interior de la política del régimen israelí, que es el gran escándalo de corrupción que lo ensucia con la amenaza de sentencia penal y dimisión. Hace días, la policía israelí pidió a la Fiscalía que impute a Netanyahu.

Tras dos años de investigaciones, asegura que existen suficientes pruebas para inculparle por corrupción, fraude y abuso de confianza en varios casos. En el capítulo de hoy analizaremos, sus desprestigio, su escándalo que involucra hasta su esposa, sus acusaciones contra Irán y su amenaza de atacarlo. ¿Israel podría atacar a Irán? ¿Cuáles serían sus armas, misiles directos o mercenarios pagados que intenten terrorismo?

En Detrás de la Razón, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen. El análisis, las preguntas y respuestas a las nueve treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la tarde; México y Colombia, una de la tarde.

Por Roberto de la Madrid

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