Detrás de la Razón: EEUU: Juicio contra violencia racial
“Yo tengo un sueño”… Es una simbólica frase de Martin Luther King, en los años 60, líder y defensor de los derechos civiles de los afroamericanos. Su lucha marcó referencia y aunque algunos cambios se lograron, lo cierto es que la violencia, los conflictos y prejuicios raciales continúan siendo un problema de raíz en Estados Unidos.
En el país norteamericano, los enjuiciamientos contra agentes de policía por actos de violencia cometidos en el desempeño de sus funciones son muy extraños y las condenas aún más.
Es por ello que el juicio por la muerte del afroamericano George Floyd en el año 2020, a manos de un policía blanco, es visto como una prueba para la Justicia de esa nación, y más aún tras las manifestaciones contra el racismo y la violencia policial que se propagaron por todo el territorio durante el pasado año.
Con el vídeo de la agonía de Floyd, se dio inicio al juicio contra el expolicía de Minneápolis Derek Chauvin. El jurado pudo escuchar a Floyd, esposado y presionado contra el pavimento, jadeando de asfixia mientras los transeúntes pedían al agente que aflojara su maniobra.
Llamados a los que Chauvin desoyó, presionando el cuello de Floyd durante nueve minutos y medio. Así lo explicó uno de los fiscales en su argumentación de apertura.
Chauvin está acusado por la Fiscalía de asesinato y homicidio culposo y enfrentaría hasta 40 años de prisión si es declarado culpable del cargo más grave: asesinato en segundo grado.
Su defensa instó al jurado a ignorar la política y los movimientos sociales que rodean el caso alegando que el entonces agente hizo exactamente para lo que le habían entrenado.
En las últimas dos semanas, el juez de distrito del condado de Hennepin, Peter Cahill, y los abogados del caso interrogaron a decenas de posibles miembros del jurado en la corte para sopesar su imparcialidad. 14 miembros lo integran, y desde afuera algunos han cuestionado que en su mayoría son de piel blanca, lo que hace temer su objetividad.
En una vigilia nocturna celebrada en una iglesia baptista al sur de Minneapolis, los hermanos de Floyd, quien se ha convertido en símbolo del movimiento racial, urgieron reformar la policía. “El sistema de justicia penal será juzgado mañana”, sostuvo el reverendo Al Sharpton. “Chauvin está en la sala del tribunal, pero Estados Unidos está siendo juzgado”. Palabras que llegan como un dardo para una sociedad aún con heridas por el racismo y también dividida por ideologías raciales, exacerbadas en la administración de Donald Trump.
Tras el caso de Floyd, el entonces pdte. Trump firmó una orden ejecutiva con algunas reformas policiales, entre las que destacaban subvenciones federales para mejorar las prácticas policiales y bases de datos para rastrear abusos de agentes policiales, medidas insuficientes en palabras de muchos estadounidenses.
Ahora, el presidente Joe Biden reconoció el problema sistémico sobre el racismo y la violencia en su nación, y una de sus propuestas fue la Ley Safe y la reforma del sistema penal, que entre otros puntos contempla “eliminar las disparidades raciales y garantizar sentencias justas”, por ello lo que ocurra en el juicio a Chauvin podría ser un termómetro sobre lo que haga o deje de hacer la actual administración con la violencia racial.
En esta edición de Detrás de la Razón pondremos el foco del debate junto a nuestros expertos en la materia, las expectativas de este juicio, en una país en el cual el 98,3 % de los homicidios cometidos por la policía entre 2013 y 2020 no han dado lugar a que los agentes hayan sido acusados de un delito, según a la ONG Mapping Police Violence.
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