“El Ejército yemení infligió grandes daños a las fuerzas agresoras en una reciente operación”, ha aseverado este lunes el portavoz del Ejército de Yemen, el teniente general Yahya Sari durante una conferencia de prensa ofrecida para revelar los detalles de dicha acción militar.
Sari ha explicado que decenas de los mercenarios, incluidos los terroristas takfiríes y miembros del grupo EIIL (Daesh, en árabe), se han visto obligados a huir tras sufrir “grandes pérdidas materiales y humanas” por parte de las Fuerzas Armadas y los comités populares.
Ha dicho también que los soldados yemeníes han conseguido progresos significativos y liberado un área de 400 kilómetros cuadrados en las provincias de Al-Bayda y Marib.
Según el portavoz militar, en esta operación, el Ejército ha confiscado una gran cantidad de armas, vehículos militares de las fuerzas agresoras tras su huida.
Sari ha subrayado que las Fuerzas Armadas, junto al pueblo yemení, seguirán luchando “hasta la liberación de todo el territorio de Yemen”.
Cada vez más, el Ejército yemení y el movimiento de resistencia popular Ansarolá asestan más golpes contra las tropas invasoras saudíes y sus mercenarios.
Riad esperaba, con el apoyo de EE.UU., los Emiratos Árabes Unidos (EAU), y Egipto, poner fin a su intervención en Yemen —iniciada en marzo de 2015— en cuestión de semanas o meses. No obstante, los combates no solo siguieron, sino que se volvieron más intensos, y pusieron en evidencia la fragilidad de Arabia Saudí en esta guerra.
A pesar de que el régimen saudí tiene uno de los ejércitos más grandes y caros del mundo, Yemen ha podido resistir y desarrollar sus capacidades militares de manera que lanza ataques de represalia sobre objetivos militares y vitales de Arabia Saudí y sus aliados.
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