Un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y otros organismos ha vuelto a encender las alarmas este jueves sobre la catástrofe que vive la población palestina en la Franja de Gaza como consecuencia de 76 días de los incesantes bombardeos israelíes y el bloqueo impuesto al enclave, que ha impedido la entrada de las necesidades básicas de la gente.
Más de 576 600 personas, según el informe, están muriendo de hambre debido a la cantidad “lamentablemente insuficiente” de alimentos que entra al territorio. El hambre de la población palestina ha eclipsado incluso las cuasi-hambrunas de Afganistán y Yemen en los últimos años, según las cifras del informe.
“No puede ser peor”, ha dicho Arif Husain, economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. “Jamás he visto nada parecido a la escala de lo que está sucediendo en Gaza. Y a esta velocidad. Ha sido tan rápido, apenas cuestión de dos meses”, detalla.
Por su parte, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Cindy McCain, ha avisado en un comunicado de que “nadie en Gaza está a salvo de morir de hambre” y pedido la entrada urgente de ayuda vital a la población del enclave.
La ONU ha dicho por primera vez que el enclave puede caer en situación de hambruna, el nivel más bajo de inseguridad alimentaria, si persiste el conflicto y la ayuda sigue sin entrar. Conforme al organismo mundial, actualmente más del 90 por ciento de la población gazatí está al menos en un nivel de ‘crisis’.
Resulta alarmante saber que más de dos millones de personas pasan hambre a día de hoy, y el informe prevé que en el próximo mes y medio toda la ciudadanía gazatí, unos 2,2 millones, sufra inseguridad alimentaria, si continúa el conflicto.
Los bombardeos indiscriminados de Israel iniciados desde el pasado 7 de octubre han matado a unas 20 000 personas, en su mayoría mujeres y niños, y ha desplazado a alrededor de 1,9 millones de gazatíes —más del 80% de la población.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) ha descrito Gaza como un infierno en la Tierra, mientras que la Organización Mundial de Salud (OMS) compara complejos médicos del enclave con el baño de sangre.
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