Publicada: domingo, 29 de diciembre de 2024 10:00
Actualizada: domingo, 29 de diciembre de 2024 12:15

Han pasado 15 años de ese día histórico, que marcó el final del proyecto de sedición y el comienzo de la cohesión interna y la manifestación de la unidad nacional en Irán.

30 de diciembre de 2009, aquel día frío de invierno que, con la destacada presencia del pueblo en las calles de Enqelab y Azadi, infundió un calor especial, nunca se desvanecerá de la mente de los seguidores de la Revolución Islámica.

El fuego de la sedición que mantuvo el país atrapado durante 9 meses necesitaba gélida agua para extinguirse, la cual emanó de las diversas masas del pueblo aquel día, apagándolo para siempre. Cabe mencionar que la profanación del luto por el martirio de Imam Houssein (la paz sea con él y su familia) en aquel día, había exacerbado la ira y el clamor del pueblo contra los sediciosos y rebeldes de la revolución.

 Ataque a la democracia religiosa

La importancia de dicha Epopeya puede ser analizada desde diferentes perspectivas. Las elecciones presidenciales de 2009 en Irán se llevaron a cabo con una participación sin precedentes, lo que representó una profunda manifestación de la democracia religiosa en la historia de la Revolución Islámica.

Sin embargo, algunos, al presentar infundios que nunca se probaron, se negaron a aceptar los resultados electorales y, con la acusación de “fraude”, lanzaron un ataque total contra la democracia religiosa. Esto llevó a que algunos consideraran el proceso electoral como corrupto y se creara un ambiente propicio para las protestas callejeras.

Durante los disturbios, algunos elementos subversivos aprovecharon el clima de tensión para insultar los valores sagrados del Islam, incluyendo el día de Ashura. Estas acciones, que provocaron una amplia reacción de los devotos y amantes de Ahl al-Bayt (familia del Profeta del Islam), fueron uno de los principales factores que llevaron a la formación de la Epopeya del 9 de Dey.

El apoyo de uno de los líderes de la sedición a los alborotadores durante los disturbios de aquel día añadió más combustible al fuego de la ira del pueblo contra los alborotadores, lo que se manifestó aún más el 9 de Dey.

Después de la marcha del 9 de Dey, muchos de los disturbios y desórdenes disminuyeron y el país comenzó a moverse hacia la calma y la estabilidad. Este movimiento popular marcó, en cierto modo, el fin de la sedición de 1388.

¿Cómo se neutralizó la sedición?

La sedición de 2009 no solo fue un desafío interno, sino que formó parte de un proyecto más amplio diseñado por potencias extranjeras. El apoyo público de algunos gobiernos y medios de comunicación occidentales a los manifestantes y la creación de un ambiente de propaganda tóxica contra la República Islámica fueron parte de este plan.

La presencia del pueblo en la Epopeya del 9 de Dey puso en evidencia que la nación iraní identificó estas intervenciones y reaccionó de manera decisiva.

Otro aspecto y consecuencia importante de la Epopeya del 9 de Dey fue dar legitimación al sistema en Irán. Los enemigos extranjeros intentaron cuestionar la legitimidad del sistema de la República Islámica y presentarlo como carente de apoyo popular; sin embargo, la presencia de millones de personas en las calles el 9 de Dey demostró que esos alegatos eran vanos y mostró una imagen de cohesión y poder del sistema.

Por otro lado, la Epopeya del 9 de Dey puso de relieve que el escenario de derrocar el sistema de la República Islámica, a través de presiones externas y el aprovechamiento de las insatisfacciones internas, no es efectivo. La nación iraní, al enfatizar su apoyo a los principios de la Revolución Islámica envió un mensaje claro a los enemigos de que su unidad nacional está por encima de las diferencias internas.

No debemos olvidar que la presencia de millones de personas ese día evidenció el verdadero poder de la nación iraní y envió un mensaje disuasorio a los enemigos extranjeros. Este movimiento demostró que cualquier intervención extranjera o intento de crear disturbios se enfrentará a una reacción rápida y decisiva por parte de la nación iraní.

Demostración de unidad nacional

La Epopeya del 9 de Dey, al fortalecer la confianza pública en el sistema islámico, subrayó la unidad nacional y reveló el papel de los enemigos extranjeros, logrando frustrar sus planes de desestabilizar Irán.

Este día histórico no solo puso fin a la sedición de 2009, sino que también envió un mensaje a los enemigos extranjeros: el pueblo iraní está decidido y unido en la defensa de sus ideales.