Publicada: viernes, 25 de octubre de 2024 5:42

El líder de HAMAS, Yahya Sinwar, hizo un emotivo llamado a los palestinos a continuar la resistencia contra la ocupación israelí y a mantener el sueño de Palestina.

Por: Maryam Qarehgozlou

El líder mártir del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Yahya Sinwar, en su conmovedora y poderosa última voluntad, hizo un llamado a la continuación de la resistencia contra la ocupación israelí, instando a los palestinos a llevar el sueño de Palestina en sus corazones.

“Soy Yahya, hijo de un refugiado que convirtió el exilio en una patria temporal y transformó un sueño en una lucha eterna”, reza la última voluntad del carismático líder del movimiento de Resistencia con sede en Gaza y principal arquitecto de la operación Tormenta de Al-Aqsa.

La última voluntad poética, originalmente escrita en árabe y conocida como Wasieh, fue traducida por la activista palestina y creadora de contenido PaliNada en TikTok.

“Al escribir estas palabras, evoco cada momento de mi vida, desde mi infancia en los callejones hasta los largos años en prisión, hasta cada gota de sangre derramada en esta tierra”, escribió Sinwar.

“Nací en el campo de refugiados de Jan Yunis en 1962, en una época en que Palestina era un recuerdo desgarrado y un mapa olvidado sobre las mesas de los políticos”, agregó apresuradamente.

Sinwar, quien fue nombrado líder del movimiento de Resistencia de HaAMAS en agosto tras el asesinato de su predecesor Ismail Haniya en Teherán, ya era conocido por sus notables hazañas en el campo de batalla y su aguda astucia política.

A pesar de su alto rango y posición en el movimiento de Resistencia de HAMAS, no abandonó el campo de batalla y luchó hasta su último aliento, inmortalizándose con su final desafiante.

Fue asesinado en combate activo con las fuerzas de ocupación en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, el 16 de octubre, vestido con ropa de combate y portando un fusil AK-47.

Figura clave en la Resistencia palestina contra décadas de ocupación israelí, Sinwar fue el cerebro detrás de la operación Tormenta de Al-Aqsa y un objetivo primordial para la ocupación sionista.

Había sobrevivido a múltiples intentos de asesinato antes y después del 7 de octubre de 2023.

 

Sinwar desempeñó un papel crucial en la coordinación de operaciones de Resistencia en toda Gaza, especialmente en el último año, mientras el régimen israelí desataba una guerra genocida contra el territorio sitiado, causando la muerte de más de 42 700 palestinos, la mayoría de ellos niños y mujeres.

Contrario a la propaganda israelí y occidental que sostenía que Sinwar se escondía en túneles subterráneos flanqueado por cautivos, las fotos y videos al final demostraron lo contrario. Sinwar participó activamente en combates contra las fuerzas israelíes, desmintiendo las suposiciones previas sobre su ubicación.

Las imágenes virales de los momentos finales de Sinwar lo mostraron herido e inmovilizado mientras un tanque israelí abría fuego, pero aun así se negaba a retroceder o rendirse. La inmensa fuerza militar requerida para derribarlo —un dron, un tanque y bombardeos aéreos— solo ha consolidado aún más su estatus legendario.

La última voluntad de Sinwar se erige como un testimonio de su inquebrantable valentía frente a la guerra genocida de un año contra la ocupación y las masacres diarias. Luchaba en nombre de su pueblo oprimido.

Simboliza su dedicación a la causa palestina y solidifica su legado como un líder valiente y defensor de su pueblo, que luchó por la liberación de Palestina hasta su último aliento.

“Soy un hombre cuya vida se entrelazó entre el fuego y las cenizas. Me di cuenta desde temprano que la vida bajo ocupación no es más que una prisión permanente”, subrayó en su testamento, poderoso y poético.

Desde el principio, Sinwar reconoció la naturaleza extraordinaria de la vida en su tierra natal, entendiendo que nacer allí significaba llevar una determinación indestructible.

Sabía que el camino hacia la libertad sería arduo, pero se mantuvo firme, listo para enfrentar desafíos, incluida la probabilidad de la muerte. Siempre estuvo preparado para cualquier eventualidad.

“Desde mis primeros días, supe que la vida aquí no es ordinaria y que quien nace aquí debe cargar con una voluntad inquebrantable, sabiendo que el camino hacia la libertad es largo”, agregó.

El compromiso de Sinwar comenzó en su juventud, desafiando al ocupante con una piedra, sabiendo que tal desafío era el primer paso en respuesta a un mundo indiferente al sufrimiento palestino.

“Mi voluntad para ustedes comienza con ese niño que lanzó la primera piedra al ocupante, que sabía que las piedras son las primeras palabras que pronunciamos ante un mundo que permanece en silencio ante nuestras heridas”, recalcó.

“Aprendí en las calles de Gaza que una persona no se mide por los años de su vida, sino por lo que da a su patria. Así que, mi vida fue prisiones, batallas, dolor y esperanza”, indicó.

Sinwar enfrentó su primera prisión en 1988, condenado a cadena perpetua, pero permaneció valiente e increíblemente fuerte. En el confinamiento de esas celdas oscuras, encontró esperanza, viendo ventanas hacia un futuro más brillante.

Su mensaje era claro: no temer a la prisión, pues es solo un paso en el largo y desafiante camino hacia la liberación de los territorios ocupados y la liberación de la sagrada Al-Quds.

“Entré en prisión por primera vez en 1988 y fui condenado a cadena perpetua, pero nunca conocí el miedo. En esas celdas oscuras, vi en cada pared una ventana hacia un horizonte distante, y en cada reja, una luz que iluminaba el camino hacia la libertad”, escribió en su última voluntad.

“En prisión, aprendí que la paciencia no es solo una virtud, sino un arma, una amarga arma, como beber el mar, gota a gota. Mi voluntad para ustedes: no teman a la prisión, pues es parte de nuestro largo camino hacia la libertad”, remarcó.

Los días en las prisiones israelíes le enseñaron que la libertad “no es solo un derecho robado, sino un concepto nacido del dolor y moldeado por la paciencia”.

Tras su liberación en el intercambio de prisioneros Wafa al-Ahrar en 2011, Sinwar regresó al campo de batalla más fuerte y resuelto, con una convicción aún más profunda en la causa palestina.

“Cuando fui liberado en el intercambio de prisioneros Wafa al-Ahrar en 2011, no emergí igual. Emergí más fuerte, con una mayor convicción de que nuestra lucha no es una fase pasajera, sino nuestro destino, uno que llevamos hasta la última gota de nuestra sangre”, aseveró.

 

Sinwar instó a los palestinos a mantenerse firmes frente a la adversidad. Reconoció el deseo del enemigo de que renunciaran a la resistencia y se comprometieran en negociaciones interminables, pero los exhortó a permanecer inquebrantables y a negarse a ceder.

En su opinión, el enemigo temía más la determinación y perseverancia palestina que cualquier arma.

“Mi voluntad es que permanezcan firmes, aferrándose a su dignidad y al sueño que nunca muere. El enemigo quiere que abandonemos la resistencia, que convirtamos nuestra causa en negociaciones interminables, pero les digo: no negocien lo que es legítimamente suyo”, reza su última voluntad.

“Temen su firmeza más que sus armas. La resistencia no es solo un arma que llevamos, sino nuestro amor por Palestina en cada aliento que tomamos. Es nuestra voluntad de permanecer firmes a pesar del asedio y la agresión”, apuntó.

El líder mártir, en su testamento, también advirtió a sus compañeros palestinos sobre el peligro de desperdiciar su legado en maniobras políticas o juegos diplomáticos, enfatizando que su objetivo final era cumplir la misión iniciada por la primera generación de luchadores por la libertad.

“Mi voluntad es que permanezcan leales a la sangre de los mártires. Ellos pavimentaron el camino hacia la libertad con su sangre, así que no desperdicien esos sacrificios en cálculos políticos o juegos diplomáticos”, precisó.

“Mi voluntad es que permanezcan leales a la sangre de los mártires, a aquellos que nos han dejado este camino lleno de espinas; ellos pavimentaron el camino hacia la libertad con su sangre, así que no desperdicien esos sacrificios en los cálculos de los políticos o en los juegos de la diplomacia”, explicó.

“Estamos aquí para continuar lo que comenzó la primera generación, y no nos desviaremos de este camino, sin importar el costo. Gaza fue y seguirá siendo la capital de la firmeza, el corazón de Palestina que no deja de latir, incluso si el mundo se cierra a nuestro alrededor”, puso de manifiesto.

Al asumir el liderazgo de HAMAS en Gaza en 2017, Sinwar comprendió su papel como una extensión del movimiento de Resistencia que se había forjado con piedras y sostenido con rifles.

Reconoció que el camino hacia la libertad inevitablemente exigiría sacrificios. Sin embargo, Sinwar subrayó que la rendición conllevaría un costo aún mayor. Creía que ninguna fuerza podría desarraigar a una nación que había decidido mantenerse firme y luchar por su derecho a existir.

“Cuando asumí el liderazgo de HAMAS y Gaza en 2017, no fue solo un traspaso de poder, sino una continuación de la resistencia que comenzó con piedras y continuó con los rifles”, afirmó.

“Cada día, sentía el dolor de mi pueblo bajo el asedio, y sabía que cada paso que damos hacia la libertad tiene un precio, pero les digo, el costo de la rendición es mucho mayor. Así que agárrense a la tierra tan firmemente como las raíces se aferran al suelo, pues ningún viento puede desarraigar a un pueblo que ha elegido vivir”, remarcó.

Durante la operación Tormenta de Al-Aqsa, Sinwar no se vio a sí mismo como el líder de un grupo o movimiento específico, sino como la encarnación de cada palestino que anhela la libertad.

Para Sinwar, la operación Tormenta de Al-Aqsa no fue simplemente un enfrentamiento físico, sino un testimonio del indomable espíritu y la voluntad inquebrantable del pueblo palestino en su lucha por la liberación.

“En la batalla Tormenta de Al-Aqsa, no fui el líder de un grupo o movimiento, sino la voz de cada palestino que sueña con la liberación. Me movía por la convicción de que la Resistencia no es solo una opción, sino un deber”, se lee en su última voluntad.

“Quería que esta batalla fuera un nuevo capítulo en el libro de la lucha palestina, donde las facciones se unan y todos se pongan en la misma trinchera contra un enemigo que nunca distingue entre un niño y un anciano o entre una piedra y un árbol. La batalla Tormenta Al-Aqsa fue una batalla de espíritus, antes de ser una batalla de cuerpos y voluntad, antes de ser una batalla de armas”, señaló.

El legado perdurable de Sinwar, tal como él lo veía, no era un testimonio de sus logros individuales, sino un tributo colectivo a las aspiraciones y sacrificios del pueblo palestino.

Su mensaje final fue uno de esperanza y perseverancia, recordando a su gente que la Resistencia no era un esfuerzo fútil, sino una vida vivida con honor y dignidad.

“Lo que dejo atrás no es un legado personal, sino uno colectivo para cada palestino que soñó con la libertad, para cada madre que llevó a su hijo como un mártir sobre sus hombros, para cada padre que lloró amargamente por su hija asesinada por una bala traicionera”, escribió.

“Mi última voluntad es que siempre recuerden que la resistencia no es en vano, ni es solo una bala disparada, sino una vida vivida con honor y dignidad. La prisión y el asedio me han enseñado que la batalla es larga y el camino difícil, pero también aprendí que las personas que se niegan a rendirse crean milagros con sus propias manos”, anotó.

Sinwar advirtió contra la expectativa de justicia en un mundo que repetidamente había cerrado los ojos al sufrimiento palestino. En cambio, instó a su pueblo a encarnar la justicia que buscaban.

Su última voluntad representa un llamado inquebrantable a la acción: nunca renunciar al derecho de defenderse y recordar los sacrificios de los mártires, y negarse a comprometerse con su sueño de libertad.

“No esperen que el mundo sea justo con ustedes, pues he vivido y sido testigo de cómo el mundo permanece en silencio ante nuestro dolor. No esperen justicia, sino sean la justicia. Lleven el sueño de Palestina en su corazón y conviertan cada herida en un arma y cada lágrima en una fuente de esperanza”, escribió.

“Esta es mi voluntad. No dejen sus armas. No tiren las piedras. No olviden a sus mártires y no comprometan un sueño que es legítimamente suyo. Estamos aquí para quedarnos en nuestra tierra, en nuestros corazones y en el futuro de nuestros hijos”, puntualizó.

Las últimas palabras de Sinwar confiaron al pueblo palestino la responsabilidad de su patria, una tierra que amó hasta su último aliento.

Los instó a llevar el peso de sus sueños con una resolución inquebrantable, asegurando que sus propios sacrificios servirían como base para que las futuras generaciones se levantaran de las cenizas, más fuertes que nunca.

“Les confío Palestina, la tierra que amé hasta la muerte y el sueño que llevé sobre mis hombros como una montaña que nunca se doblega; si caigo, no caigan conmigo, sino lleven la bandera que nunca cae y hagan de mi sangre un puente para una generación que se eleva de nuestras cenizas más fuerte,” detalló.

Sinwar recordó a su pueblo que su patria era más que una simple historia; era un legado vivo que debía ser defendido y cultivado.

Les imploró que se mantuvieran como una fuerza implacable, negándose a descansar hasta que el mundo reconociera su legítimo derecho a la tierra y reconociera su humanidad más allá de meras estadísticas en las noticias.

“No olviden que la patria no es solo una historia que se cuenta, sino una realidad que se vive. Y con cada mártir nacido de esta tierra, nacen mil más combatientes de la resistencia; si la inundación regresa y yo no estoy entre ustedes, sepan que fui la primera gota en las olas de la libertad, y viví para ver que ustedes continúan el camino,” comentó el líder mártir de HAMAS.

“Sean una espina en su garganta, una inundación que no conoce la retirada y no descansen hasta que el mundo reconozca que somos los legítimos propietarios y que no somos solo números en las noticias”, recomendó.

Tras la publicación de la traducción al inglés del testamento final de Sinwar, los usuarios de las redes sociales se volcaron a diversas plataformas para compartir y discutir las poderosas palabras del legendario líder de HAMAS.

“El testamento de Sinwar ha sido traducido al inglés. Esto inspirará a generaciones en el verdadero mundo libre. No en el mundo liberal imperialista e hipócrita”, escribió Raed Behbehani, un oftalmólogo radicado en Kuwait, en un post en X, antes Twitter.

“El testamento de Yahya Sinwar es lo más hermoso y desgarrador que he escuchado. He sentido tantas emociones por alguien a quien nunca conocí. El orgullo que siento de haber existido en la misma época que él y la profunda tristeza que siento por su martirio son indescriptibles,” indicó otro usuario en X.

La activista de derechos humanos Natalie Strecker también expresó en un post en X que, tras leer el “poético” testamento de Sinwar, se dio cuenta de cómo la comprensión de los eventos globales por parte de las sociedades occidentales a menudo está moldeada por las narrativas de la clase dominante, propagadas a través de los medios de comunicación tradicionales:

“La narrativa del ‘salvaje, marrón, terrorista’, que debe ser sometido por el ‘bien de la civilización’”, insinuó.

La actriz y activista de Bollywood, Swara Bhaskar, también se pronunció en X para expresar su admiración por Sinwar.

“No sabía nada sobre #yahyasinwar hasta que vi las imágenes de sus últimos momentos y su asesinato a manos del Estado sionista, y ahora creo que es un héroe revolucionario”, afirmó.

“Escuchen su testamento, sus últimas palabras y díganme que no están conmovidos”, declaróTop of Form


Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.