Según responsables mencionados el jueves por la cadena estadounidense, Washington podría tardar en ejecutar su plan y retirar sus tropas de Siria un período superior a predicciones anteriores de las autoridades del país, que decían que las tropas podrían irse en 30 días.
Los funcionarios citados subrayan, sin embargo, que aún no se han tomado decisiones definitivas sobre el ritmo de retirada previsto, pero que a juzgar por cómo se ha desarrollado el plan desde su anuncio, la semana pasada, el repliegue podría durar varios meses, siendo más lento de lo que se anticipó en un principio.
Esta revisión del plazo de retirada se da a conocer después de haber asegurado en su reciente visita sorpresa a Irak el propio presidente de EE.UU., Donald Trump, que el retiro de los 2000 efectivos que tiene Washington en el país árabe sería “fuerte, deliberado y ordenado”.
Una de las razones de la lentitud de la retirada, añaden los informantes, ha sido la importancia concedida a la seguridad de las tropas mientras se ejecuta el traslado.
Este mismo viernes, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, se ha mostrado inseguro respecto al cumplimiento por la Administración de Trump de su anuncio, y ha expresado su deseo de que Washington pase “de las palabras a los hechos”, ya que los estadounidenses, ha señalado, “no siempre cumplen lo que prometen”.
En todo caso, según muchos analistas y políticos, la salida de EE.UU. de Siria supone una gran victoria para el Eje de la Resistencia en la región y refuerza la legitimidad política del presidente sirio, Bashar al-Asad, quien considera “ilegal” la presencia de fuerzas estadounidenses en su territorio.
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