"Tenemos un déficit de unos miles (de militares)", dijo el jueves el comandante de la misión de EE.UU. en Afganistán, el general John Nicholson, durante una comparecencia ante la Comisión de Servicios Armados del Senado.
Esas fuerzas, que pueden proceder tanto de Estados Unidos como de otros países de la misión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán, son necesarias a juicio de Nicholson para combatir la insurgencia talibán.
Señor presidente, creo que estamos en un punto muerto", dijo el comandante de la misión de EE.UU. en Afganistán, el general John Nicholson, al senador republicano, John McCain.
El comandante avanzó a este respecto que el secretario estadounidense de Defensa, James Mattis, trasladará pronto la petición a los aliados del país en la OTAN, y adelantó además un inminente visita sorpresa del jefe del Pentágono a los militares estadounidenses presentes en Afganistán.
En respuesta a una pregunta del senador republicano John McCain sobre si Estados Unidos está "ganando o perdiendo" en Afganistán, el comandante dijo: "señor presidente, creo que estamos en un punto muerto".
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán dentro de su llamada “guerra contra el terrorismo”. La ofensiva apartó del poder a los talibanes, pero la inseguridad, pese a la presencia de miles de soldados extranjeros —de los cuales 8400 efectivos son estadounidenses—, sigue dominando gran parte del territorio afgano.
Más de 15 años de presencia militar extranjera tampoco ha podido suprimir el nuevo brote de terrorismo en Afganistán, a donde han llegado miles de integrantes del grupo ultraviolento EIIL (Daesh, en árabe).
Después de convertirse en presidente de EE.UU. en 2008, Barack Obama prometió poner fin a la guerra afgana, uno de los conflictos más largos de la historia del país norteamericano, pero no cumplió su promesa.
Incluso, el pasado 6 de enero el Pentágono anunció que desplegará un nuevo cuerpo especial de aproximadamente 300 marines en la provincia de Helmand (sur de Afganistán), cuya misión será asesorar al Ejército y la Policía afganos.
Asimismo, el nuevo presidente de EE.UU., Donald Trump, después de su investidura el pasado 20 de enero, dijo en una conversación telefónica con militares desplegados en la base aérea estadounidense de Bagram (este de Afganistán) que su presencia en el país centroasiático continuará.
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