Los haitianos, hundidos en una profunda crisis, trabajan en la construcción de un canal de agua del río Masacre, un proyecto que provocó que la República Dominicana, con la que Haití comparte el río, cerrara la frontera la semana pasada. Pero los haitianos no atienden a las presiones de las autoridades dominicanas.
La República Dominicana cerró la frontera el viernes por la mañana y ha dicho que el cierre de fronteras con Haití es “en legítima defensa”.
Sin embargo el Gobierno de Haití respondió que tiene el derecho soberano de explotar sus recursos naturales, al igual que la República Dominicana, de conformidad con el tratado de 1929.
Pero para el presidente dominicano la situación que vive Haití solo podrá ser resuelta con la ayuda de la comunidad internacional.
Las Naciones Unidas pidió al Gobierno del presidente Luis Abinader que reconsidere esta decisión y expertos consideran que la medida tendrá graves impactos para la población de ambos lados porque muchos negocios dominicanos dependen del comercio interfronterizo y de la mano de obra haitiana.
Mientras tanto Haití sufre las consecuencias de la inestabilidad y la inseguridad generada por grupos insurgentes que han tomado el control de gran parte del país.
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