“Canadá condena el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, que el reino de Arabia Saudí confirmó que tuvo lugar (el pasado día 2) en su consulado en Estambul (Turquía)”, señala la canciller canadiense, Chrystia Freeland, en un comunicado emitido el sábado, y pone de relieve que “las explicaciones ofrecidas hasta la fecha carecen de consistencia y credibilidad”.
La titular de Exteriores reitera que Ottawa solicita una investigación exhaustiva, en colaboración con las autoridades turcas, que derive en un informe completo y riguroso a fin de que se esclarezcan las circunstancias que rodearon el asesinato de Khashoggi.
Las autoridades turcas, desde el principio de sus investigaciones, han asegurado que Khashoggi, opositor a las políticas del príncipe heredero Muhamad bin Salman, nunca salió de la sede diplomática mientras las saudíes decían lo contrario.
Riad cambió su versión el sábado y explicó que el columnista del diario estadounidense Washington Post, exiliado en Estados Unidos desde 2017, murió dentro del consulado en Estambul, si bien, no dijo dónde está el cuerpo de Khashoggi.
Canadá condena el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, que el reino de Arabia Saudí confirmó que tuvo lugar en su consulado en Estambul (Turquía)”, señala una nota de la canciller canadiense, Chrystia Freeland.
Turquía también afirma tener grabaciones en audio, las cuales confirman que el periodista fue torturado, asesinado y descuartizado por agentes de Arabia Saudí que llegaron a Estambul exclusivamente para matarlo y, según fuentes cercanas a las investigaciones, realizaron su misión en siete minutos y luego abandonaron la ciudad el mismo día con destino al reino árabe.
“Los responsables del asesinato deben ser responsabilizados y deben enfrentar a la justicia”, enfatizó Freeland, que se suma a otros pronunciamientos similares, como lo exigió el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian.
Mientras la comunidad internacional está comenzando a reaccionar sobre el citado asesinato, ordenado en las altas esferas del poder de Arabia Saudí, ha quedado demostrada la inacción occidental ante barbaridades cometidas por Riad como el “infierno” a que somete a los niños de Yemen o el secuestro del primer ministro libanés, Saad Hariri, el año pasado.
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