Poco después de la dimisión de Morales, el mandatario brasileño expresó el domingo su satisfacción por los acontecimientos en Bolivia, catalogándolos como un “gran día” vía Twitter.
En una entrevista exclusiva concedida la misma jornada al portal de noticias Globo, Bolsonaro negó que Morales fuera víctima de un “golpe de Estado”, como sostienen el exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, o el jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, entre otros.
El ultraderechista Bolsonaro atribuyó la renuncia de Morales a “las denuncias de fraude electoral” y al sistema electoral de Bolivia, que, a su juicio “no sirve de nada” y conduce a este tipo de problemas.
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De igual manera, se pronunció el canciller brasileño, Ernesto Araújo, para quien no hubo un “golpe” y la dimisión de Morales se explica en la “deslegitimación” de su gobierno tras las denuncias de fraude en los comicios de octubre pasado.
Morales denunció desde un principio el proceso de un “golpe de Estado en marcha” contra su gobierno, y en un intento para pacificar el país, llamó al diálogo y convocó nuevas elecciones, pero la oposición siguió adelante con su agenda violenta de cara a provocar un golpe de Estado, lo que finalmente obligó a Morales a renunciar para “preservar la paz en el país”.
Distintos países, como Cuba, Venezuela, México, Nicaragua y Rusia, han condenado el golpe contra el mandatario boliviano. El Gobierno mexicano ha ofrecido, además, asilo a Morales, pero él dice que no tiene la intención de abandonar el país. Si bien Brasil niega la tesis del golpe, las reacciones a lo largo del mundo se inclinaron por esa tesis.
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