Están estancados 5000 toneladas de alimentos que pueden salvar vidas, aliviar dolores, y llenar el estómago a cientos de miles de argentinos que, por la crisis que azota el país, no tienen nada que comer. Pero, el Gobierno que lidera Javier Milei, no quiere que los alimentos sean distribuidos.
Estos alimentos deben ser distribuidos entre los comedores públicos, establecimientos que ofrecen comida a los que las necesitan. En todo el país, hay 45 000. Pero, cada día son más los comedores que tienen que cerrar sus puertas a los pobres. Porque no tienen nada que cocinar en sus ollas.
El Ministerio de Capital Humano, es el responsable de distribuir los alimentos. Pero, denuncia que hay comedores fantasmas, inexistentes que recibieron asistencias durante el Gobierno anterior, y no las entregaron a los pobres.
El Estado argentino no ha distribuido bolsas de comida desde la asunción del presidente, en diciembre pasado. Esto en un país, donde más del 41 % de la población era pobre o indigente a fines de 2023.
A la indignación de las organizaciones sociales, se ha sumado la Iglesia Argentina, que recuerda al Ejecutivo que lidera Milei, su insensibilidad con los pobres.
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