“No deseamos una independencia y una separación (de Irak) que nos lleven a una guerra”, así lo ha afirmado este jueves el premier kurdo, Nechirvan Barzani.
El lunes, las autoridades kurdas procedieron a celebrar la polémica consulta, a pesar del enérgico rechazo y las presiones de Bagdad, los países vecinos, como Irán y Turquía, y la comunidad internacional, que ven en la victoria una nueva fuente de conflicto en la desestabilizada región de Oriente Medio.
Bagdad ha amenazado con imponer castigos a la región autónoma como represalia por el plebiscito y ha ordenado a las autoridades kurdas que cedan el control de sus aeropuertos antes del viernes a las 15:00 (hora local), si no quieren sufrir un embargo de vuelos internacionales.
Por su parte, el Gobierno turco ha advertido una y otra vez que recurrirá a intervenir militarmente en esa zona iraquí, si surgen amenazas a su seguridad, además de cerrar las fronteras comunes.
No deseamos una independencia y una separación (de Irak) que nos lleven a una guerra”, dijo el premier del Kurdistán iraquí, Nechirvan Barzani.
A este respecto, Barzani ha recalcado que las sanciones o el cierre de las fronteras no beneficiará a ninguna parte, al tiempo que ha alegado que el referendo, en el que más del 92 por ciento de los participantes dijo ‘sí’ a la secesión (según las autoridades kurdas), reflejó la decisión del pueblo.
El primer ministro kurdo afirmó que el intercambio financiero entre Ankara y Erbil alcanzó los 10.000 millones de dólares en 2016, una cifra que podría llegar a los 14.000 a finales de este año.
Tras mencionar a Turquía como la ruta de exportación petrolera kurda a Europa, Barzani expresó la esperanza de que los turcos sigan respetando los contratos firmados.
Este jueves, el primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, indicó que tras un contacto telefónico con su homólogo turco, Binali Yildirim, Ankara aceptó comprar el petróleo de la región autónoma de Kurdistán a través de Bagdad.
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