El 6 de enero de 2021, una multitud se abría paso violentamente hacia el Capitolio de Washington, la capital de EE.UU. Antes, el entonces presidente, Donald Trump arengaba a sus seguidores para evitar que Joe Biden asuma el mandato. A resultas, en 2024, más de 1230 personas han sido encausadas. Las sentencias van desde algunos días hasta más de 20 años, en algunos casos.
Mientras, un grupo de activistas denominado “Justicia por el 6 de Enero” afirma que se trata de una “Caza de Brujas” para eliminar a los rivales del actual presidente estadounidense, Joe Biden. Así que se congregan nuevamente ante el Capitolio para recordar la fecha.
Por su parte, Biden, así como su entorno político, denuncian a su predecesor como un conspirador del fallido golpe de Estado, en el intento de inhabilitarle para las elecciones mediante juicios y procesos legales.
A tres años de los violentos incidentes de la toma del Capitolio por parte de los partidarios del polémico expresidente Donald Trump, lo cierto es que hasta el momento prevalece el doble rasero: por una parte tenemos una Administración demócrata que dice estar profundamente preocupada por la democracia del país, pero que al mismo tiempo comparte y es cómplice abiertamente de actividades genocidas y crímenes de lesa humanidad.
En adición, queda esclarecer la identidad y motivaciones de quienes plantaron bombas en los comités de los partidos Demócrata y Republicano, así como versiones que indican que algunas agencias habrían incitado los eventos. Tampoco se llegan a esclarecer los casos de corrupción en contra de los Biden.
Marcelo Ali Sánchez, Washington.
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