Sin embargo, para la opinión pública, Washington ha estado urdiendo complots contra Damasco desde la era del expresidente estadounidense Dwight D. Eisenhower (1953-1961).
El documento recogido el martes por los medios de comunicación muestra cómo la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) estudiaba vías para sustituir el Gobierno sirio por otro regido por los “moderados suníes”, en un intento por satisfacer los “intereses económicos de Estados Unidos” en este país árabe.
Creemos que el reinicio de la violencia comunal entre los alauíes y los suníes podría inspirar a los militares suníes para que se rebelen contra el Gobierno (sirio)”, se lee en parte del documento filtrado de la CIA
Sobre el asunto, The Libertarian Institute comenta que un negocio controlado por un Gobierno suní tendría “una fuerte necesidad de ayuda del Occidente” y las inversiones que realizan para construir la economía privada de Siria. “De este modo abriría el paso para lazos más profundos con los gobierno extranjeros”, opina.
La estrategia desarrollada en el documento buscaba crear “condiciones favorables” para la Casa Blanca en Siria. Para materializar este fin, los estadounidenses descubrieron que incitar la “insurgencia suní” a través del “odio étnico y religioso” sería la vía más fácil para derrocar al Gobierno de Damasco.
La CIA entendió que a los suníes les concedían rangos inferiores militares, a pesar de que ellos formaban un 60 % de los militares reclutados. “Creemos que el reinicio de la violencia comunal entre los alauíes y los suníes podría inspirar a los militares suníes para que se rebelen contra el Gobierno”, se lee en parte del documento filtrado de 24 páginas.
El documento, redactado en julio de 1986 durante la Administración del expresidente de Estados Unidos Ronald Reagan (1981-1989), contiene partes que parecen muy similares a los acontecimientos que han sacudido Siria desde marzo 2011, cuando el país se sumergió en una guerra lanzada desde el extranjero.
Y ahora, al transcurrir más de 30 años, se cumpliría el plan de Washington para derrocar al Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad, si no fuera por el apoyo de Irán y Rusia a Damasco.
Desde hace más de un lustro, Siria vive sumida en un conflicto desencadenado por grupos armados y terroristas que intentan derrocar al Gobierno de Damasco. Según estima el enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Siria, Staffan de Mistura, el conflicto ha dejado ya unos 400.000 muertos.
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