• El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán
Publicada: domingo, 6 de septiembre de 2015 21:28
Actualizada: jueves, 1 de junio de 2017 10:07

Hungría empieza a repartir panfletos a los solicitantes de asilo que se encuentran en los países de la región de los Balcanes, con el fin de advertir que cruzar ilegalmente la frontera del país es un delito penado con la cárcel.

"Hungría está encantada de recibir a cualquiera, pero actuará con toda la fuerza de la ley contra quienes intenten entrar ilegalmente en el país", destacan los folletos informativos que empezaron a distribuirse el domingo en los países de tránsito por los que pasan  los refugiados además de sus países de origen.

Hungría está encantada de recibir a cualquiera, pero actuará con toda la fuerza de la ley contra quienes intenten entrar ilegalmente en el país" rezan los folletos informativos que empezó a distribuir el Gobierno húngaro

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, a través de un comunicado de su oficina, enfatizó el domingo que “los folletos destacan que cruzar la frontera húngara ilegalmente es un delito y que está castigado con la cárcel" y además llaman a los buscadores de refugio a no escuchar a los traficantes de personas.

Budapest asegura que la campaña "busca reducir la presión migratoria sobre Hungría" y razona que otros países de la Unión Europea (UE) tales como Austria o Alemania han llevado a cabo proyectos similares.

Hungría, uno de los principales países de tránsito en Europa central, vive un récord de llegada de solicitantes de asilo procedentes de diferentes países norteafricanos y medio orientales azotados por la crisis como Siria e Irak.

Refugiados esperan un autobús en la frontera este entre Austria y Hungría, para que los lleve hasta Austria, 5 de septiembre de 2015.

 

Por otra parte, el domingo, el canciller de Austria, Werner Faymann, afirmó que cree que es momento de poner fin a las medidas excepcionales por las que se permitía la entrada de refugiados procedentes de Hungría en Austria y Alemania, por lo que tendrá que coordinarse con las autoridades alemanas y húngaras.

"Siempre hemos dicho que esta era una situación de emergencia (…) Hemos ayudado a más de 12.000 personas y ahora tenemos que apartarnos paso a paso de las medidas de emergencia y avanzar hacia la normalidad conforme a la ley y la dignidad", ha afirmado Fayman tras una conversación con la canciller alemana, Angela Merkel y otra llamada telefónica con el primer ministro húngaro.

Después de las conversaciones entre los tres dirigentes, Fayman ha concretado que los tres países coordinarán desde ahora entre sus ministros de Interior, el presidente del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y del Consejo Europeo.

Las relaciones con Hungría se complicaron desde que Austria y Alemania anunciaron su política de puertas abiertas para los inmigrantes, que hace innecesaria la aplicación de la normativa que obliga a los solicitantes de asilo a registrarse en el primer país europeo al que lleguen.

La canciller de Alemania, Angela Merkel

 

Por otra parte, esta nueva decisión de abrir las fronteras del país a los miles de buscadores de asilo que estaban en Hungría también se ha enfrentado a críticas desde el propio partido de la canciller alemana, Angela Merkel, es decir la Unión Cristiano Demócrata (CDU), y el cercano partido de la Unión Social Cristiana, que consideran que esto supone "una señal totalmente equivocada"

Se prevé que acoger al número récord de solicitantes de asilo le costará 10.000 millones de euros a Alemania.

El sábado llegaron a Austria decenas de refugiados en autobuses fletados procedentes de Hungría, tras varios días de protesta por el rechazo de Hungría a permitir la salida de trenes con destinos internacionales.

El Gobierno de extrema derecha húngaro, que había prometido detener la oleada migratoria en su país, se vio obligado el viernes a movilizar un centenar de autobuses para trasladar hasta la frontera austriaca a los migrantes.

La alarmante cifra de 340 mil personas que ha llegado a las fronteras europeas ha desatado una crisis migratoria sin precedentes en el viejo continente, mientras la UE se debate entre cuotas de asilo y cierre de fronteras, el mundo contempla las imágenes de personas desesperadas en Hungría, que tratan de subirse a un tren con destino a Alemania o Austria.  

Por otro lado, otras personas tratan de llegar a las costas europeas cruzando el Mediterráneo en botes inflables y endebles, pero no llegan a su destino como ha ocurrido recientemente frente a las islas griegas.

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