• EE.UU. arma al asesino de sus propios ciudadanos | El Frasco, medios sin cura
viernes, 20 de septiembre de 2024 21:04

La activista turco-estadounidense Aysenur Ezgi Eygi, de 26 años, fue asesinada de un disparo en la cabeza por parte de tropas israelíes durante una protesta pacífica contra la expansión de asentamientos ilegales en Beita, Cisjordania ocupada.

Nuevo programa de El Frasco: Medios sin cura, donde abordamos la realidad internacional y su abordaje mediático con un toque de ironía.

Como de costumbre, los medios dominantes pusieron manos a la obra para proteger al ejército responsable del crimen, evitando mencionarlo e incluso con titulares que omitían hablar de cómo “murió”.

Lo cierto es que con el paso de los días, ya no pudieron esconder a los culpables, por lo que la siguiente estrategia de quienes jalaron el gatillo fue la misma empleada en casos como los de Rachel Corrie o la periodista Shireen Abu Akleh: Asegurar que todo se trató de un desafortunado “accidente”.

Sin embargo, la repetición de casos expone más bien un modus operandi que deja en evidencia la intención de los invasores de amedrentar las muestras de solidaridad con el pueblo palestino, además de volver a mostrar la obscena complicidad de Washington, que ni siquiera brega por la vida de sus ciudadanos.

Más bien todo lo contrario, porque más allá de declaraciones para la prensa, el gobierno encabezado por Biden se trató de amoldar a la desacreditada versión israelí del “accidente” y fue aún más lejos vendiendo más armas a los asesinos.

Armamento letal que sigue siendo lanzado sobre población civil indefensa en la Franja de Gaza, donde el genocidio de niños, mujeres y ancianos está por cumplir un año. Mientras tanto, Netanyahu y su gabinete siguen libres y el régimen sionista no ha recibido ni una sola sanción de la “comunidad internacional”.

Hablamos sobre todos estos temas con el sociólogo Patricio Brodsky, docente universitario de derecho en la Universidad de Buenos Aires, y coautor del libro “Palestina: Anatomía de un genocidio”.

Los medios dominantes tal vez no tengan cura, pero al menos dudemos de aquellas “píldoras” que pretenden que consumamos.

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