“Un avión de combate, modelo Tornado perteneciente a las fuerzas enemigas, fue derribado en los cielos de la gobernación de Al-Jawf mientras realizaba misiones hostiles”, ha comunicado este viernes el portavoz del Ejército de Yemen, el general de brigada Yahya Sari.
El alto cargo yemení ha detallado que el avión fue derribado con un misil avanzado aire-tierra, de fabricación nacional, además de hacer hincapié en que el “cielo de Yemen es inseguro” para los movimientos hostiles de los países agresores.
En las últimas 24 horas, los cazas y las unidades de artillería de Arabia Saudí y sus aliados han bombardeado varias provincias yemeníes, en una clara violación del alto el fuego en vigor en el país más pobre del mundo árabe.
En otra operación de represalia realizada esta misma jornada, las fuerzas y los comités populares yemeníes atacaron las posiciones de las tropas saudíes en la provincia de Asir (suroeste de Arabia Saudí), infligiendo enormes pérdidas en sus filas, según ha informado la televisión yemení Al Masirah.
Desde marzo de 2015, Arabia Saudí y sus aliados, incluidos EE.UU., cometen crímenes de guerra en Yemen con todo tipo de armas con el fin de hacer fracasar a los combatientes de Ansarolá.
Los ataques saudíes, en muchas ocasiones perpetrados con aeronaves y bombas fabricadas en países occidentales, han dejado más de 100 000 yemeníes muertos, la mayoría de ellos civiles. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que, si la guerra no se detiene, la cifra de víctimas mortales llegará a los 500 000 para finales del año 2020.
El Ejército yemení, que dispone de tecnología avanzada en el campo de los aviones no tripulados, ha realizado, sin embargo, decenas de ataques de represalia contra el régimen saudí y sus aliados, destruyendo sus centros estratégicos y militares.
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