El viernes, la Cámara de Representantes de Puerto Rico aprobó la nominación del abogado Pedro Pierluisi como secretario de Estado, allanando el camino para el cambio del liderazgo de la isla con el objetivo de poner fin a semanas de crisis.
Con 26 votos a favor, 21 en contra y una abstención, lo pusieron en la línea de sucesión para el cargo de gobernador, en momentos en que la isla atraviesa una profunda crisis económica y política.
Horas después, el ahora exgobernador, Ricardo Roselló, renunció oficialmente, por lo que Pierluisi fue designado inmediatamente como su sucesor y juró el cargo.
Sin embargo, su designación aún debe contar con el respaldo del Senado de la isla.
Los puertorriqueños acogieron con beneplácito el cambio de liderazgo, pero advirtieron al nuevo gobernador que seguirán atentos y lucharán hasta materializar todas sus demandas.
Roselló, el ahora exjefe del Ejecutivo de Puerto Rico se vio obligado a renunciar al producirse masivas manifestaciones en su contra por acusaciones de corrupción.
La ira se ha estado acumulando durante años en Puerto Rico debido a una serie de crisis, incluida la declaración de quiebra de la isla, los esfuerzos ineficaces de recuperación después de un huracán en 2017 que mató a más de 3 mil personas y los escándalos de corrupción vinculados a los gobernadores.
El nuevo gobernante enfrenta grandes desafíos, incluida una férrea resistencia política contra su designación por legisladores y senadores que podrían no confirmarlo. Estos opositores consideran que la ley del territorio establecía claramente que la secretaria de Justicia, Wanda Vázquez, debería haber sido nombrada gobernadora en las circunstancias actuales.
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