Aprovechando el vacío de poder en Siria, tras la irrupción el domingo de grupos armados que derrocaron al presidente Bashar al-Asad, el régimen israelí desde ese mismo día inició una serie de ataques contra sitios militares del país árabe.
Al respecto, el diario israelí Haaretz publicó el martes que, “en los últimos tres días, el ejército israelí ha destruido alrededor del 80 % de las fuerzas y equipos del ejército sirio con cientos de ataques”. Esto incluíria, desde sistemas de defensa antiaéreos hasta plantas de producción de armas, depósitos de munición, helicópteros, aviones o radares.
Los medios informaron citando fuentes del ejército sionista que al menos 350 aviones de combate participaron en la agresión a 320 objetivos estratégicos en diversas partes del país árabe. En la ofensiva, Israel empleó helicópteros, diferentes baterías de misiles y drones.
Además, “la marina de Israel operó el lunes por la noche destruyendo con éxito la flota siria”, confirmó el ministro israelí de asuntos militares, Israel Katz. Dijo también que los ataques a gran escala desde los buques de guerra israelíes se llevaron a cabo para evitar que las capacidades y el armamento de la marina siria cayeran en manos de las fuerzas insurgentes.
La fuerza aérea israelí opera a gran escala en toda Siria con el objetivo de destruir todo vestigio del ejército sirio y su equipamiento, desde tanques hasta misiles, señaló el canal israelí Kan.
Esta campaña de destrucción masiva se desarrolla en paralelo con la invasión de tropas israelíes de zonas del sur de Siria, especialmente la ciudad de Quneitra.
Estos hechos ocurren luego de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunciara la caída del pacto de “separación” entre Siria y el régimen sionista en 1974 en la zona del Golán ocupado.
La crisis política en Siria se exacerbó el domingo, cuando el grupo insurgente Hayat Tahrir Al-Sham (HTS), al frente de facciones afines, tomó Damasco y anunció que había tomado el poder, derrocando así al presidente Bashar al-Asad.
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