“Daesh es un proyecto de fabricación estadounidense que tiene como objetivo sembrar caos, miedo y asesinatos en los países del mundo y destruirlos sistemáticamente”, afirmó el jueves el gobernador de la provincia siria de Al-Hasakah (noreste), Qasan Halim Jalil.
Jalil también reprochó el silencio de la comunidad internacional y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ante el despliegue de miles de terroristas del Daesh por parte de Estados Unidos en Siria.
Es más, criticó el papel ineficaz y negativo de las organizaciones internacionales y las Naciones Unidas en las confrontaciones de las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), milicia kurda que recibe el apoyo de Washington, con elementos de Daesh en la provincia.
En este sentido, denunció que durante los recientes enfrentamientos entre los milicianos kurdos y Daesh, más de 4000 familias, o unos 30000 civiles, fueron desplazados de los barrios del sur de Al-Hasaka. El desplazamiento de estas personas, según el gobernador, se debe al bombardeo de los aviones estadounidenses y al conflicto falso que hay entre Daesh y los milicianos afiliados a Estados Unidos.
Washington y sus aliados se instalaron en Siria desde 2014, sin contar con la debida autorización del Gobierno sirio para ello, bajo el pretexto de combatir al grupo terrorista Daesh. Mientras tanto, tal y como admitió en su día el expresidente estadounidense Donald Trump esas tropas han estado en el país levantino por el petróleo.
Es más, se han dedicado a apoyar, de diversas formas, a las bandas extremistas presentes en Siria, teniendo como meta final deponer al Gobierno sirio.
Por su parte, el Gobierno de Damasco ha denunciado en reiteradas ocasiones la presencia militar de las fuerzas ocupantes de EE.UU. en Siria, acusando a Washington de pertrechar, entrenar, financiar y armar a las bandas terroristas, a fin de derrocar al legítimo Ejecutivo del presidente sirio, Bashar al-Asad, quien ha prometido una y otra vez arrebatar el país a los terroristas y expulsar a los invasores.
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