“A nadie, ni siquiera a los que tomaron las decisiones correspondientes, les caben dudas de que aquellos acontecimientos, los bombardeos aéreos de la OTAN (la Organización del Tratado Atlántico Norte) en el centro de Europa, constituyeron una burda violación del derecho internacional”, ha declarado este domingo Vladimir Chizhov.
En 1998 estalló el conflicto armado en el territorio de la antigua Yugoslavia entre los partidarios albanos de la independencia de Kosovo y aquel país.
El año siguiente, del 24 de marzo al 10 de junio de 1999, la OTAN intervino en el conflicto sin la aprobación de las Naciones Unidas con un bombardeo que se cobró las vidas de centenares de civiles y destruyó una parte considerable de la infraestructura del país.
Chizhov, quien fue enviado especial de Rusia para los Balcanes de 2000 a 2002, expresó que el Occidente prefiere olvidar esta historia. “Tenemos motivos suficientes para recordárselo, en particular, a la luz del vigésimo aniversario”, agregó al respecto.
A nadie, ni siquiera a los que tomaron las decisiones correspondientes, les caben dudas de que aquellos acontecimientos, los bombardeos aéreos de la OTAN (la Organización del Tratado Atlántico Norte) en el centro de Europa, constituyeron una burda violación del derecho internacional”, ha declarado el embajador ruso ante la Unión Europea (UE), Vladimir Chizhov.
Las autoridades de Serbia en este contexto estiman que aquellos 78 días de ataques aéreos dejaron unos 2500 muertos, incluidos 89 niños, y 12 500 heridos, además de causar un daño material de 30 000 a 100 000 millones de dólares.
Además, la portavoz de la Cancillería de Rusia, María Zajarova, enfatizó a su vez hace unos meses que el Occidente debería más bien preocuparse por su propia conducta en el año 1999, cuando la OTAN lanzó entre 10 y 15 toneladas de uranio empobrecido en el territorio de la antigua Yugoslavia.
Por otra parte, el presidente ruso, Vladimir Putin acusó el pasado mes de enero a EE.UU. de desestabilizar los Balcanes a fin de reafirmar su “papel dominante” en Europa, y condenó los bombardeos de la Alianza Atlántica en Serbia en 1999.
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