El día de la victoria, en China, ha transcurrido sin rencor hacia Japón y con llamamientos, explícitos, a promover una paz global duradera. Y para demostrarlo, el presidente chino, Xi Jinping, anunció también una reducción de 300 efectivos del Ejército.
Japón, el país derrotado en 1945, no envió representación oficial. Tampoco Estados Unidos. Ambos ven a China como un país rival. Aunque Pekín lamenta que Tokio no haya condenado, explícitamente, los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Japón aprobó una ley que le permite recuperar la autonomía sobre sus Fuerzas Armadas, lo cual no sucedía desde su capitulación, en 1945. En este desfile también han participado como invitados países latinos como México, Cuba y Venezuela.
China, con este desfile conmemorativo, ha hecho una demostración de fuerza ante lo que entienden como nuevo militarismo japonés e injerencia de EE.UU. en los conflictos territoriales abiertos en Asia.
Alberto Lebrón, Pekín.
smd/rba
