Están indignados por lo que vieron, y por lo que no vieron. Lo que vieron, fue un asalto israelí a hospital Al-Shifa, el mayor hospital de Gaza, donde, por cortes de agua, electricidad y combustible, los ingresados luchan por su vida, y donde miles de familias se refugian a la espera de que se termine esta pesadilla, que ya ha durado unos 40 días.
Y lo que no vieron fue una condena unánime de los líderes mundiales a este ataque. Muchos políticos se han quedado en silencio. Y para colmo, algunos intervinieron para justificar el asalto.
La furia está por todos lados. En el Reino Unidos, los indignados se reunieron frente al Parlamento. Trataron de estar lo más alto posible, para que les escuchen los legisladores que votaban un proyecto que apoyaría una tregua en Gaza. Pero, fue en vano. La propuesta no recibió apoyo necesario.
En Filipinas, una protesta a favor de Palestina terminó en disturbios. Hay marchas en todos los lados. Las imágenes de los bebés prematuros en el Hospital de Al-Shifa, fuera de incubadoras, están dando la vuelta al mundo. Pero, los líderes, de momento, prefieren mirar al otro lado. El tiempo para salvar a los bebés y muchos otros civiles, se acaba.
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